“Esto es lo más desesperado y devastador que he visto”
Para Vivian Tan, trabajadora de ACNUR, lo sucedido con los Rohingya en Myanmar desde agosto de 2017 sólo es comparable a lo acontecido en Vietnam. 30 años después, la tragedia se repite. Más de medio millón de rohingyas huyen en tan sólo unas semanas de la persecución étnica en un país donde sobreviven en condición de apátridas.
En 2017, la violencia empujó al agitado mar de la Bahía de Bengala a más de medio millón de rohingya a bordo de barcos de pescadores, tras noches escondidos en la selva a un duro viaje de 5 horas hasta Bangladesh. Llegaban empapados, hambrientos, exhaustos. Entre ellos, miles de niños y recién nacidos que antes de tener siquiera un nombre habrán sufrido más de lo que muchos sufren a lo largo de la vida.
Desde entonces, se estima que un millón refugiados rohingya han huido de Myanmar a Cox's Bazar, Bangladesh. La mayoría depende de la asistencia humanitaria, y necesita servicios y recursos que incluyen refugio, alimentos, agua limpia y saneamiento.
Hace más de 40 años que miles de refugiados rohingya viven en Bangladesh tras haber huido de Birmania. En agosto de 2017, un repunte de la violencia en el norte de Myanmar empujó a más de medio millón de personas a huir del país en busca de un lugar seguro en Bangladesh. En sólo unos días, esta emergencia se convirtió en la que más rápido crece de todo el mundo, por encima de países como Siria o Sudán del Sur. Cada minuto, 10 personas llegaban a los campos de Bangladesh.
Ahora, los refugiados de esta minoría étnica y religiosa han alcanzado el millón de personas refugiadas en el país vecino que dependen de la ayuda de organizaciones como ACNUR. Se necesitan medios para hacer frente a la crisis rohingya.
9 de 10
refugiados rohingya registrados en la región de Asia-Pacífico son acogidos por Bangladesh.
¾ partes
de la población rohingya se encuentra hoy fuera de Myanmar.
1 millón
refugiados rohingya en Cox's Bazar, Bangladesh.
Este pueblo lleva décadas en el actual Myanmar en condición de apátrida, sin documentación que les legitime como ciudadanos del país que les vio nacer. Sin un lugar a donde ir, tras el repunte de la violencia en agosto de 2017, miles de rohingyas decidieron emprender su viaje hacia los campos de refugiados de Kutupalong y Nayapara que fueron creados en los años 90, donde han pasado de acoger a 33.000 personas a convertirse, con la llegada de refugiados rohingyas, en el hogar de muchas más personas de lo que permitían sus capacidades.
ACNUR lidera la respuesta de ayuda para dar protección, refugio y atender las necesidades más básicas. Se necesita ayuda urgente para hacer frente a esta emergencia que afecta a miles de personas injustamente perseguidas.
“Mis niños están volviéndose cada vez más delgados. Si no consiguen ayuda pronto, morirán”
Sara Khatun, refugiada rohingya y madre de siete hijos.