Coronavirus: contaminación y campos de refugiados Coronavirus: contaminación y campos de refugiados
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Coronavirus: contaminación y campos de refugiados

Pese a la situación trágica que vive el planeta a causa de la pandemia por el coronavirus, hay una buena noticia entre tantas malas: la contaminación ha...

5 de mayo, 2020

Tiempo de lectura: 3 minutos

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Pese a la situación trágica que vive el planeta a causa de la pandemia por el coronavirus, hay una buena noticia entre tantas malas: la contaminación ha disminuido de manera notable en todo el mundo. El parón de muchas actividades económicas, la reducción drástica del desplazamiento de los vehículos a motor, la disminución del consumo y el freno en el turismo masivo han provocado que el aire que respiramos esté más limpio y libre de gases tóxicos y contaminantes, así como también que las aguas de muchos mares y ríos se vean más cristalinas, favoreciendo la afluencia de fauna marina en sitios insólitos como Venecia.

Pero cuando nos referimos a la población refugiada, vemos que los problemas de contaminación previos a esta pandemia pueden seguir afectándolos a día de hoy. Así lo indica Mohamed, un refugiado de Mali que ahora trabaja gracias a la ayuda de ACNUR en la zona de Dori, al noreste de Burkina Faso: “El riesgo de contaminación es alto entre las poblaciones de desplazados internos y refugiados. De hecho, ambas poblaciones que ahora viven juntas están expuestas a ciertos factores que les hacen casi imposible respetar las medidas de prevención de COVID-19”.

Lo que comenta Mohamed tiene que ver con que miles de personas refugiadas disponen de poco acceso (a veces, nulo) a instalaciones de agua y saneamiento, por lo que se ven obligadas a alojarse en lugares superpoblados. Y esta situación atenta directamente contra las indicaciones de mantener una distancia de seguridad entre las personas para evitar contagios por COVID-19.  “La falta general de agua potable obliga a las mujeres a aglomerarse en puntos de agua durante todo el día en busca de unos pocos litros”, agrega Mohamed.

Los campos de refugiados ante el COVID-19

“Estamos en una carrera contrarreloj. Nos estamos preparando”, dice Steven Corliss, representante de ACNUR en Bangladesh, desde el campo de refugiados de Kutupalong, donde se está construyendo un centro de atención y aislamiento que puede asistir de forma inmediata a entre 150 y 200 personas. “Servirán para los refugiados y también para la comunidad local. El virus no entiende de posición social o etnia, no comprueba si eres rohingya o bangladesí”, agrega.

https://www.youtube.com/watch?v=wNq9i-dxpl4

Desde el Valle de la Bekaa, en Líbano, Josep Zapater, jefe de la oficina de ACNUR en la región, se refiere así a cómo el coronavirus está afectando a la población refugiada: “Casi el 25% de la población de Líbano son refugiados sirios. En la Bekaa hay 1500 campos de refugiados, las condiciones de vivienda son bastante malas, hay bastante hacinamiento”. Y comenta que ACNUR está invirtiendo 4 millones de dólares en mejorar el sistema sanitario de estos campos y también para libaneses que no son refugiados. Esto implica la construcción de varias unidades de cuidados intensivos en diferentes hospitales del país.

Acciones de ACNUR en medio de la pandemia

Más del 80% de la población refugiada no tiene acceso a sistemas de salud en condiciones ya que vive en países muy pobres y en condiciones de hacinamiento en lugares superpoblados, muchas veces sin acceso a agua potable. Todo este panorama vuelve a los refugiados muy vulnerables ante el avance de la pandemia.

Desde el primer momento, ACNUR puso en marcha toda su maquinaria para prevenir la expansión del coronavirus entre las personas refugiadas y desplazadas, siempre siguiendo las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y con la experiencia previa en brotes como la gripe aviar, el SARS y el ébola, que también requirieron redoblar los esfuerzos en la ayuda humanitaria.

Mientras aumenta la entrega de agua limpia y jabón a las familias para que puedan seguir las medidas higiénicas recomendadas por la OMS, ACNUR también reparte diferentes materiales de sensibilización y prevención, con el fin de detener la propagación del virus. Además, se encarga de proveer a las unidades médicas de material sanitario fundamental como medicamentos, materiales intravenosos y otros suministros.

Todo ello, en el marco de diferentes actividades de monitorización de los contactos y de vigilancia entre diferentes comunidades, con el objetivo de detener la expansión del virus.

 

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