Coronavirus en los campos de refugiados Coronavirus en los campos de refugiados
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Coronavirus en los campos de refugiados

La ayuda y el apoyo que recibe ACNUR para actuar ante la pandemia del coronavirus en los campos de refugiados ya está haciendo eco en la entrega y distribución...

16 de junio, 2020

Tiempo de lectura: 5 minutos

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La ayuda y el apoyo que recibe ACNUR para actuar ante la pandemia del coronavirus en los campos de refugiados ya está haciendo eco en la entrega y distribución de suministros y materiales fundamentales para prevenir la expansión del COVID-19. Porque una situación de esta gravedad requiere, necesariamente, de una intensificación del trabajo en los 134 países en los que actúa la agencia de la ONU para los refugiados, siempre en conjunto con autoridades nacionales y locales de cada región.

El riesgo de que el COVID-19 llegue a los campos de refugiados continúa siendo alto, por lo que la respuesta de ACNUR y sus socios ha sido inmediata, con diferentes acciones para prevenir la propagación de la enfermedad. Las instalaciones continúan siendo una prioridad, así como el fortalecimiento de la protección y la participación de la comunidad.

ACNUR ha asignado más de 30 millones de dólares en su plan para prevenir la expansión del COVID-19, que están siendo destinados a aumentar la asistencia de la población vulnerable, mejorar la autosuficiencia y distribución de materiales sanitarios diversos como guantes, kits de higiene y otros suministros médicos, además de mejoras en diferentes instalaciones de salud y centros de recepción. Y otras acciones puntuales dependiendo de la situación en la que se encuentre cada país.

La situación en Kenia y Bangladesh

Dentro del campo de refugiados de Dadaab, en Kenia, se han registrado seis casos positivos por COVID-19, de manera tal que estas personas fueron trasladadas a centros de aislamiento para que reciban los cuidados médicos correspondientes y en situación de estricta cuarentena para detener la propagación del virus. 

En este campamento y en sus alrededores viven 217.000 refugiados y 320.000 personas de comunidades de acogida en condiciones de hacinamiento y con los servicios de salud desbordados ante esta situación. Por eso, ACNUR trabajó de manera puntual en la región colaborado con el envío de material médico y con reformas en las instalaciones sanitarias.

https://vimeo.com/421006193

Además, los refugiados matriculados en educación terciaria en las áreas urbanas están recibiendo paquetes de datos diarios gratuitos de Safaricom (empresa local de telecomunicaciones) con el fin de facilitar el acceso a clases de e-learning.

Se han habilitado camas para 955 personas en los centros de aislamiento, además de la instalación de 125 puntos para el lavado de manos en escuelas, mercados y centros de distribución de alimentos. Además, el campo de refugiados ya cuenta con un total de 45.000 mascarillas y 4 concentradores de oxígeno.

El coronavirus en los campos de refugiados de Cox’s Bazar, al sureste de Bangladesh, ha tenido mayor incidencia que en Kenia y se han registrado en los últimos días.

Ante la situación, se activaron los protocolos de aislamiento y de tratamiento de los pacientes, se pusieron en marcha diferentes equipos de investigación para estudiar los casos y se suspendieron las actividades no esenciales en los 34 campamentos rohingyas que existen en esa población de Bangladesh.

La respuesta de ACNUR ante la situación se basó en fomentar la correcta higiene para prevenir la propagación del virus, garantizando el acceso de toda la población a jabón y agua, además de incrementar la cantidad de puntos para el lavado de manos.  Además, se han tomado medidas para asegurar el distanciamiento social y la adecuada desinfección y limpieza de todas las áreas comunes.

https://vimeo.com/418349943

Otros países asistidos

En Somalia, el ACNUR ha instalado 48 estaciones de lavado de manos frente a hospitales, centros de salud y centros de acogida, consiguiendo que unas 1.100 personas puedan lavarse las manos a diario antes de ingresar en las instalaciones.

Un equipo interinstitucional y multisectorial conformado en el asentamiento de refugiados de Mantapala, en Zambia, se dedica a guiar más de 300 trabajadores comunitarios capacitados para mejorar la salud vigilancia en el asentamiento. Los trabajadores de la comunidad también participar en la distribución de información, educación y materiales de comunicación para refugiados y la comunidad de acogida

Como parte de la campaña de Ramadán en Libia, ACNUR completó la distribución de artículos básicos de socorro, incluidos cestas de comida, kits de higiene, tabletas de purificación de agua y bidones para más de 4.700 refugiados y solicitantes de asilo y 3.700 desplazados internos que viven en Trípoli, Misrata y Al-Zawiya.

En Pakistán, sigue en curso la distribución de dinero en efectivo para refugiados afganos vulnerables como parte de la respuesta COVID-19. Hasta el 21 de mayo, un total de 663 familias de refugiados habían recibido esta asistencia y se planea completar la distribución en un total de 36.500 hogares.

COVID-19 y pobreza

De acuerdo con datos de la ONU, se necesitan 6.700 millones de dólares para garantizar una protección adecuada de la vida de miles y miles de personas que actualmente viven en los países más pobres del mundo. Sobre todo, ante esta situación de pandemia mundial en la que cada día se registran nuevos casos de personas infectadas y que aún no ha alcanzado el pico en las zonas de mayor concentración de la pobreza.

Pero lo que sí se hizo notar en estas regiones fue la crisis social y económica como consecuencia del COVID-19, con el aumento de las cifras del paro y el precio de los alimentos, además de la imposibilidad de acceso a vacunas y medicamentos, lo que vincula al coronavirus como agravante de otras enfermedades que representan una extrema gravedad en los países pobres. 

Por ejemplo, se estima que la vacuna contra el sarampión podría dejar de aplicarse en alrededor de 117 millones de niños. Y también se prevé una duplicación de las muertes por malaria en el África subsahariana a raíz de la pandemia del COVID-19, sobre todo porque las medidas de confinamiento y el cierre de fronteras imposibilita la distribución de materiales aptos para combatirla, como mosquiteras tratadas con insecticidas o medicamentos antipalúdicos.

 

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