Un DNI caducado, la falta de un certificado de matrimonio o la pérdida de un papel que certifique un nacimiento en medio de un país en guerra deja...
A pesar del exceso de comida de la sociedad actual, la desnutrición por falta de los alimentos necesarios sigue dejando víctimas mortales en muchos países. Cada dí...
Demasiado frágiles para poder huir, defenderse o valerse por sí mismos, las personas mayores suelen ser algunas de las víctimas olvidadas de los conflictos. En el caso de...
Sus raíces afganas han hecho que el afamado escritor de Cometas en el cielo, Khaled Hosseini, no haya olvidado nunca al pueblo refugiado. Sus obras tratan sobre la vida...
Como la magdalena de Proust, al cerrar los ojos, los olores y sabores despiertan los recuerdos y sentimientos más primarios. En dos capitales europeas, París y Ginebra, la...
Procedente de los países árabes del norte de África y la península arábiga, la mujer árabe se esconde bajo un velo de mitos y realidades a los...
Somalia, Sudán del Sur, Yemen y Nigeria pasan por una hambruna posiblemente peor que la del 2011. Entonces, 250.000 personas murieron de hambre en Cuerno de África. En pleno siglo XXI,...
Volver a Empezar es el primer podcast del Comité Español de ACNUR, conducido y presentado por Molo Cebrián, creador de Entiende Tu Mente o Saliendo Del Círculo.
En esta nueva temporada de Volver a Empezar hablamos con mujeres que se han visto desplazadas por la fuerza, pero que no se dejan definir por estas circunstancias. Son mujeres incansables, que día a día superan la adversidad y la desigualdad y que además luchan por aquello en lo que creen: una vida digna para todas, para poder vivir en paz. Casi 60 millones de mujeres y niñas están desplazadas en todo el mundo, a ellas les dedicamos la novena temporada del Podcast del Comité español de ACNUR.
En la Temporada 8 de "Volver a empezar", el podcast del Comité español de ACNUR, nos preguntamos: ¿Puede el deporte convertirse en refugio? Para responder a esta pregunta hemos hablado con varias personas refugiadas que han tenido que huir de sus hogares, dejar su país y comenzar de cero en España. Personas a las que el deporte les ha salvado la vida. ¿Y cómo es posible esto? En muchas ocasiones lo es gracias a organizaciones, fundaciones y asociaciones que apuestan por el deporte como herramienta integradora de las personas refugiadas. Y es que el deporte integra, empodera, une, ayuda y puede convertirse en hogar, especialmente cuando el tuyo ha quedado muy lejos.
¿Te imaginas tener que abandonar tu país y empezar de cero para poder salvar tu vida? El protagonista de esta temporada tuvo que hacerlo: le llamaremos Juan. Por motivos de protección, prefiere no decir su nombre, ni de dónde viene, pero sí puede contarnos cómo ha logrado comenzar una nueva vida en un pequeño pueblo de la llamada España rural, ayudando a combatir el despoblamiento. Allí, donde muchos otros no quieren ir, Juan está construyendo un hogar seguro junto a su familia. Acompáñanos a conocer su historia en la séptima temporada del podcast del Comité español de ACNUR.
El cambio climático ha llegado para quedarse y marcar nuestro presente y nuestro futuro. Pero, ¿qué es exactamente? ¿Qué consecuencias tiene y cómo podemos luchar ante su avance? ¿Cómo afecta a las personas más vulnerables del planeta? En la temporada 6 de "Volver a empezar" resolvemos estas preguntas sobre el cambio climático hablando con expertos en el tema. Te esperamos.
Como no podía ser de otra manera, dedicamos la Temporada 5 de Volver a empezar a Ucrania. Queremos conocer de cerca cómo se vive en un país en guerra, cómo es huir de este conflicto y comenzar de cero en un lugar nuevo. Pero también vamos a mostrar qué labor está realizando Acnur en esta situación y cómo podemos ayudar cada uno de nosotros. Te esperamos.
Esta es la historia de una persona que gracias al boxeo tuvo una segunda oportunidad. No solo ella, sino también toda su familia.
Ella es Sadaf. Mujer, boxeadora, refugiada, valiente y luchadora. Nació en Afganistán, uno de los peores países del mundo para nacer mujer. Si quieres conocer su historia, ¡dale al play! y si te emociona tanto como a nosotros, comparte este podcast.
La tercera temporada de Volver a Empezar tiene nombre propio: Sergio Chekaloff. Una persona que ha pasado 74 años buscando el reconocimiento de una nacionalidad.
Su historia es la de millones de personas en todo el mundo que carecen de derechos políticos, jurídicos y sociales por el hecho de no ser considerados ciudadanos. Son apátridas.
En esta segunda temporada de Volver a Empezar conoceremos a Sergio, Gleici y Cristian. Ellos se vieron obligadas a abandonar sus países y que al llegar a España se toparon con una situación excepcional por la pandemia de COVID-19. A pesar de sus dificultades personales, y aún a riesgo de contagiarse, volvieron a armarse de valor para ayudar a quienes más lo necesitaban.
Befriending es la primera temporada de Volver a Empezar. En ella conoceremos la historia de tres mujeres valientes. Dos de ellas lo dejaron todo atrás en sus países para volver a empezar. Una vez en España, forjaron una amistad que les ha ayudado a salir adelante en el día a día.
La población de Shousha se había reducido desde 2012, permitiendo a ACNUR desplazar sus operaciones a áreas urbanas. La clausura del campo cuenta con el apoyo de las autoridades tunecinas, que han expresado su disponibilidad para ofrecer residencia temporal a unos 250 refugiados que no están siendo reasentados en otros países. Las salidas hacia los países de reasentamiento desde Shousha se empezaron a acelerar a mediados del año pasado, bajo una iniciativa global de reasentamiento solidario que fue lanzada en respuesta al flujo masivo de personas que salieron de Libia a principios de 2011. En áreas urbanas, los refugiados tienen garantizado el acceso a servicios básicos como la atención sanitaria y la educación. Reciben una ayuda para su reubicación y apoyo para garantizarles un alojamiento por parte de la Media Luna Roja tunecina, socio de ACNUR. Además de ayuda económica, los refugiados recibirán clases de idiomas y formación profesional, así como de pequeños proyectos de autosuficiencia. ACNUR ha estado trabajando para encontrar soluciones para la población en Choucha desde la apertura del campo en 2011. En el momento cumbre de la crisis el campo recibía hasta 18.000 personas cada día. La mayoría han sido repatriados voluntariamente a sus países de origen. ACNUR continúa abogando para que las autoridades tunecinas adopten un estatuto legal formal para los refugiados, pues esto ayudaría a salvaguardar su acceso a los derechos socioeconómicos básicos, incluyendo las actividades de generación de ingresos. ACNUR celebra los pasos que ha dado el gobierno tunecino, como permitir a los refugiados el acceso sin obstáculos a los sistemas nacionales de salud y educación y la identificación mediante huellas dactilares de los que están en el sur de Túnez como paso previo a la concesión de la residencia temporal. Bajo la iniciativa lanzada en 2011, un total de 3.176 refugiados han partido hacia países de reasentamiento, principalmente Estados Unidos, seguido de Noruega, Suiza, Australia, Canadá y Alemania. Por su parte, España acogió a un grupo de 80 refugiados sudaneses, eritreos y etíopes que llegaron en julio de 2012. La guerra civil libia de 2011 desencadenó un flujo masivo de refugiados y trabajadores inmigrantes hacia el sur de Túnez. Durante un período de seis meses que comenzó en febrero de 2011, se estima que un millón de personas buscaron refugio allí, incluyendo 200.000 no nacionales libios. Como Túnez no tiene todavía establecido un marco de asilo, ACNUR condujo el procedimiento para la determinación del estatuto de refugiado para más de 4.000 refugiados.
Todo fue demasiado para su madre, que se derrumbó cuando Guor llegó a la ciudad de Pan de Thon, en el estado de Unity, en Sudán del Sur. Ella le había visto por última vez en 1993, cuando se fue a vivir con unos familiares a Jartum antes de huir de la guerra entre el norte y el sur, cuando el país era parte de Sudán. “¿Guor? ¿Eres tú, mi hijo?” preguntó. “Soy yo, Mamá”, contestó el hijo de 29 años, que corrió en la maratón de 2012 bajo la bandera olímpica porque Sudán del Sur, la nación más joven del mundo, no tenía un Comité Olímpico nacional reconocido. Recuperándose del shock rápidamente, comenzó a hablar con él y a llevarle por la casa familiar, señalándole dónde había nacido él. La noticia de que un hijo había vuelto desde tan lejos se expandió pronto por el pueblo. Un alegre anciano daba saltos con su bastón y cantaba. Era el padre de Guor, Madang Maker Deng. Restregó cenizas de excremento de vaca por la frente de su hijo, en un tradicional gesto de bienvenida. Más tarde, le volvió a contar cómo cuando era joven había cazado descalzo una jirafa en las llanuras, atribuyéndose el mérito de la habilidad atlética de su hijo. Desgraciadamente, cuando era niño Guor fue forzado a huir de Sudán por la devastadora guerra civil que se desarrolló de 1983 a 2005 y que dejó cientos de miles de muertos, incluyendo a ocho de sus hermanos. El estado de Unity era un lugar peligroso cuando él era pequeño y las áreas rurales carecían de servicios básicos como la educación y la asistencia sanitaria. Así que, cuando tenía ocho años, la madre de Guor le envió a vivir con un tío suyo a Jartum. Pero a los del sur se les consideraba sospechosos en la capital de Sudán y a menudo se les acusaba de espionaje. Guor y sus parientes huyeron a Egipto, angustiados por la persecución y temerosos por sus vidas. Fue un momento difícil, pero en 2001 se reasentaron en Estados Unidos. Él, que entonces tenía 16 años, aprovechó todas las oportunidades educativas y sus profesores de Instituto se fijaron rápidamente en sus habilidades atléticas. Guor fue a la Universidad Estatal de Iowa con una beca, graduándose en Químicas en 2011. Entonces llegaron las Olimpiadas. Guor no estaba preparado para correr por Sudán del Sur, pero había solicitado la ciudadanía de Estados Unidos y estaba siendo procesada. Una campaña de apoyo a Guor en las redes sociales consiguió que a finales de agosto, una semana antes de la maratón, el Comité Olímpico Internacional aceptara que pudiera correr como atleta independiente. Rodeado de sus queridos familiares, Guor reflexionaba sobre el conflicto que le había apartado de su familia y causado tanto sufrimiento. “El coste humano de la guerra es difícil de medir”, dijo. “Mis hermanos murieron de enfermedades que podían tratarse… los hijos de mi madre deberían haber podido ayudarla. En vez de eso, tuvo que arreglárselas sola, a su elevada edad”, apuntó Guor. “El conflicto dañó a las familias”, continuó. “Nuestro país está bendecido con una riqueza incontable. Aún así, la muerte y el potencial malgastado son el precio que las familias, comunidades enteras, tuvieron que pagar por el conflicto. No he conocido a ningún compatriota que no estuviera afectado por la guerra. La situación de mi madre es un buen ejemplo”. “Estoy especialmente agradecido al ACNUR por traerme a casa, con las dos personas más importantes de mi, mi madre y mi padre”, dijo, añadiendo que si ellos no le hubieran enviado fuera hubiera muerto con sus hermanos. Para su madre, la visita de Guor acabó con años de incertidumbre. “Gracias por traer a Guor a casa. He visto a mi hijo. Mi corazón ha descansado al fin”, dijo. *Marial es el nombre de su tío, quien llevó a Guor a Estados Unidos. Como parte del proceso para obtener la ciudadanía de Estados Unidos, ahora utiliza su nombre completo original: Guor Madang Maker
Marioma se convirtió en la primera refugiada del campo de Ajoun Thok, en Sudán del Sur, en dar a luz. El parto tuvo lugar el 19 de julio. Marioma y su marido, Kambala, huyeron de su pueblo en el vecino Sudán en abril, para escapar de los enfrentamientos entre el gobierno y las fuerzas rebeldes. Meses de bombardeos y escasez de comida habían llevado a la pareja a temer por sus vidas y por las de sus tres hijos. Podían encontrar seguridad, según habían oído, al otro lado de la frontera. Dejando a sus hijos al cuidado de su abuela, la pareja partió a pie hasta Sudán del Sur en un viaje que duró dos días. Cuando llegaron al asentamiento de refugiados de Yida, en el estado de Unity, el personal de ACNUR les habló de las raciones de comida y la asistencia disponible en el campo de Ajoung Thok. El campo se abrió tres meses antes para aliviar la aglomeración del asentamiento de Yida, que fue levantado espontáneamente en 2011 por refugiados que escapaban de la violencia en Sudán. Hogar ya de más de 70.000 personas, Yida también está cerca por la disputada y militarizada frontera y tanto el gobierno de Sudán del Sur como ACNUR lo consideran inadecuado para ser un campo de refugiados. Se ha animado a los refugiados que viven en Yida a trasladarse a Ajoung Thok, donde hay colegios, clínicas y suficiente terreno para que las familias cultiven sus propios productos. Los refugiados al principio fueron reacios a trasladarse, pero cuando se expandió la noticia de los servicios disponibles en el nuevo campo, un elevado número de personas fueron reubicadas. La población de Ajoung Thok asciende a más de 1.700 habitantes ahora. “Estoy agradecida por el apoyo que he recibido en este campo. No pude traer nada de nuestro hogar, y todo lo que tenemos nos lo han dado las agencias humanitarias”, contó Marioma al personal de ACNUR. Su marido piensa cultivar vegetales con semillas que recibió de otro socio de ACNUR y, con la familia ahora establecida y a salvo en Sudán del Sur, pronto volverán a su pueblo para recoger a sus otros hijos. Como los más de 300 niños que asisten regularmente a la escuela primaria en Ajoung Thok, Marioma quiere que su hija reciba también educación. La familia recibió recientemente la visita de Magdalia, la primera mujer refugiada que llegó a Ajoung Thok. Ella es ahora miembro del comité de refugiados y les anima activamente a establecer mecanismos de apoyo comunitario en este nuevo campo. Inspirada por el papel de Magdalia, Marioma desea un futuro brillante para su hija. “Quizá, dentro de algunos años, ella será también una líder”.