La escalada de violencia en la República Democrática del Congo desborda recursos en Burundi y agrava la emergencia regional

La República Democrática del Congo (RDC) sufre una escalada de violencia que está provocando desplazamientos a gran escala tanto dentro como fuera del país. Los ataques con drones y bombardeos se han reactivado en Kivu del Sur, lo que limita el acceso humanitario y dificulta la asistencia a quienes más lo necesitan.

Más de medio millón de personas han abandonado sus hogares en Kivu del Sur, muchas refugiándose en edificios comunales superpobladas, como escuelas, donde, debido al hacinamiento y la poca salubridad, ya se han registrado casos de cólera.

La crisis en el este de la RDC, que ya había desplazado a 5,3 millones de personas a principios de 2025, antes de esta escalada, amenaza con convertirse en una de las emergencias más graves de la región en los últimos años.

Desde principios de diciembre de 2025, más de 80.000 personas han huido a países vecinos, la mayoría de ellos a Burundi y el resto a Ruanda. El pasado 17 de diciembre, el gobierno burundés declaró el estado de emergencia.

Estas últimas llegadas se suman a las más de 176.000 personas que huyeron a la región entre enero y noviembre de 2025.

Las personas que huyen reportan necesidades urgentes en todos los ámbitos, especialmente en protección y salud. Muchas de ellas tienen un acceso limitado a alimentos, agua y saneamiento tanto durante su viaje como a su llegada. También hay informes de personas que corren riesgos extremos al huir de la violencia, incluyendo el intento de cruzar el lago Tanganica en embarcaciones inseguras, lo que ha provocado casos de ahogamiento.

Antes de esta escalada, 5,3 millones de personas se encontraban desplazadas internamente en la República Democrática del Congo, incluyendo 3,6 millones en el este, mientras que más de 500.000 personas refugiadas se encontraban acogidas en todo el país. Además, 1,1 millones de refugiados de la RDC permanecen en países vecinos.

Cada día, miles de personas cruzan la frontera con Burundi a pie o en embarcaciones, lo que ha desbordado los recursos locales generando una emergencia humanitaria que requiere apoyo internacional. La mayoría son mujeres, niñas y niños que llegan exhaustos, traumatizados y con secuelas tanto físicas y como psicológicas de la violencia que han sufrido.

Las últimas llegadas de diciembre han elevado a 200.000 el número total de personas refugiadas y solicitantes de asilo congoleñas en el país.

Los centros de tránsito y espacios informales superan su capacidad hasta en un 200 %, dejando a cientos de familias en condiciones insostenibles. La escasez de agua y saneamiento aumenta el riesgo de brotes de enfermedades mortales como el cólera y el Mpox. Se necesitan de manera urgente refugios, agua, alimentos, letrinas y material médico.

El gobierno del país ha habilitado un nuevo campo para aliviar la saturación de los que ya existentes. Bweru, situado en la provincia de Ruyigi Buhumuza, acoge ya a más de 21.000 personas refugiadas trasladadas desde centros de recepción y tránsito. Sin embargo, las condiciones siguen siendo críticas, ya que muchas familias duermen a la intemperie, expuestas a lluvias continuas y bajas temperaturas.

Foto: © ACNUR/Bernard Ntwari.

Ante la magnitud de la crisis, ACNUR ha lanzado un llamamiento regional para recaudar 47,2 millones de dólares, destinados a ampliar la protección y asistencia vital entre diciembre de 2025 y marzo de 2026. El objetivo es apoyar a 666.000 personas desplazadas internas, refugiadas y solicitantes de asilo en la RDC y países vecinos como Burundi, Ruanda, Tanzania, Uganda y Zambia.
Brigitte Mukanga-Eno, representante de ACNUR en Burundi, advirtió en Ginebra que “las necesidades superan con creces los recursos disponibles”. Si no se recibe financiación adicional, la entrega de ayuda seguirá retrasándose, dejando a miles de personas en situación de riesgo extremo.

Para reforzar la respuesta, ACNUR declaró el 15 de diciembre una emergencia interna de nivel 2 en Burundi, que se mantendrá hasta junio de 2026. En la RDC, el acceso humanitario sigue siendo muy limitado, pero ACNUR y sus socios se preparan para reanudar la asistencia en cuanto las condiciones lo permitan, incluyendo vigilancia de protección, evaluaciones multisectoriales y entrega de alojamiento y artículos básicos.

En Burundi, la presión sobre los servicios básicos es crítica. El en nuevo campo de Bweru se han instalado 764 tiendas familiares, ocho albergues comunitarios y un bloque de letrinas, aunque las condiciones de agua, saneamiento e higiene siguen siendo precarias. Los médicos del campamento atienden hasta 220 pacientes diarios, mientras se prioriza la preparación ante brotes de cólera.