En esta serie de fotografías de niños jugando muestra cómo, con muy pocos medios, los niños refugiados consiguen crear sus propias pelotas de cuerda y bolsas o cómo unas simples chapas se convierten en un juego de damas. Los niños son las víctimas más vulnerables, pero a menudo los más desatendidos. Para los niños refugiados los deportes pueden desempeñar un papel especialmente importante y de curación, ayudando a tratar la salud, así como las necesidades sociales y de desarrollo.
Los programas deportivos ayudan a contrarrestar los problemas psicosociales y ambientales y las cuestiones de salud, el estrés y la soledad que contribuyen a la aptitud física, bienestar mental y la integración social, proporcionando un foro seguro en el que un niño pueda desarrollarse física, emocional y mentalmente. ACNUR trabaja para garantizar que los deportes esten integrados en los programas para niños refugiados.