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Aprender a coser, a llevar un negocio y a ganar dinero para ayudar a su familia llevaron a Sandrine hasta este centro de mujeres financiado por ACNUR. Ahora, no puede estar más orgullosa de haberlo conseguido y espera que un día, de vuelta a su país natal, sea posible enseñar a otras mujeres lo que ella ha aprendido.
Como ella, miles de refugiados necesitan ayuda para tener un futuro en su país de acogida.