El invierno es uno de los momentos más duros del año para ser refugiado. En las próximas semanas, muchas familias desplazadas tendrán que afrontar temperaturas heladoras. En muchos lugares del mundo donde viven personas desplazadas, como en Afganistán, Ucrania u Oriente Medio, en esta época del año las temperaturas pueden descender hasta los -20ºC. Mantener los refugios calientes y secos es un reto. En invierno, tu calor les da vida.
ACNUR alerta de que para muchos de los desplazados forzados que hay en el mundo este invierno será un desafío mucho mayor que el de los últimos años. Muchas familias no tendrán otra opción que elegir entre comida o calor, y se enfrentarán a enormes dificultades para calentar sus hogares, conseguir ropa de abrigo y cocinar comida caliente.
Con tu ayuda, ACNUR:

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Mejora los refugios

Envía ayudas económicas
Doce inviernos consecutivos como refugiados
Miles de refugiados afrontan el frío del invierno a la intemperie o en precarios refugios en Siria, Irak, Jordania, Turquía, Egipto o Afganistán. Las bajas temperaturas amenazan a muchas familias que han tenido que huir de sus países y se encuentran sin nada, atrapados entre fronteras o tratando de sobrevivir en los países de acogida.
Durante los meses de invierno, el frío constituye una seria amenaza para la salud y la vida de millones de personas desplazadas en el mundo. Una manta, un calefactor o un refugio pueden marcar la diferencia entre la vida y la muerte.
ACNUR estima que alrededor de 3,4 millones de refugiados sirios e iraquíes, así como desplazados internos y refugiados de otras nacionalidades, necesitarán asistencia adicional durante este invierno. Para muchas personas este será el duodécimo invierno consecutivo lejos de su hogar.
En Líbano, la crisis económica está llevando a la población a una situación límite. Nueve de cada diez personas refugiadas sirias viven en situación de pobreza extrema.
En Ucrania, millones de personas afrontan la llegada del invierno con cortes de luz y de agua constantes, y con escasas fuentes de calor. Muchas personas han perdido sus hogares o viven en edificios en ruinas por culpa de los bombardeos. La situación es crítica.
En Afganistán, donde las temperaturas invernales pueden bajar hasta los 25° bajo cero en todo el país, muchas personas desplazadas y familias afectadas por el conflicto se encuentran en situación de extrema vulnerabilidad. El invierno llega en medio de una grave crisis económica y cuando algunas zonas del país aún no se han recuperado del terremoto del pasado mes de junio.
ACNUR ha lanzado una campaña mundial para recaudar fondos para enviar ayuda de invierno a las familias desplazadas durante los meses más fríos del año. Los fondos se destinarán a proporcionar ropa de abrigo, mantas térmicas, materiales para la reparación de sus casas, paneles y lámparas solares, bombonas de gas y ayudas en efectivo para cubrir otras necesidades esenciales cara al invierno, como la calefacción.
El apoyo recibido hasta el momento es grande, pero insuficiente. Una manta térmica o un calefactor puede salvar la vida de una persona.