
¿Qué fue lo que te motivó a trabajar en el Comité español de ACNUR?
Apoyaba a ACNUR desde hace años a título personal y, como profesional de la captación de fondos desde 2009, tenía además mucho respeto al trabajo del Comité español de ACNUR. En 2015 surgió la oportunidad de unirme a este gran equipo y de hacerlo con un proyecto, el nuevo programa de grandes donantes y testamentos solidarios, muy interesante y retador para mí.
En tu trabajo, ¿qué es lo que más disfrutas haciendo?
Lo que más disfruto es cuidar de nuestros donantes: hablar con ellos, conocerles y aprender de ellos, conectarles con la causa de los refugiados y con todo aquello que puede hacer posible su ayuda, acompañarles en el camino y darles las gracias incansablemente.

Si pudieras pedir algo, ¿qué sería?
Pediría que ACNUR no tuviera que existir, que el drama de más de 65 millones de personas acabara y no empezara más para nadie; pero como la realidad es muy distinta, pido que cada vez más personas solidarias tiendan su mano a ACNUR y nos den su confianza y su fuerza, para seguir donde debemos estar mientras seamos tan necesarios.
¿Tienes algún hobby, algo que te guste o simplemente algo que quieras compartir?
Pues soy muy activa y curiosa, así que he probado varios deportes y aficiones, ¡y sigo descubriendo! La poesía va conmigo desde que soy niña, y sigue presente en mi vida, igual que los viajes, que son dos formas de mirar(se) y conocer(se). Toqué la guitarra clásica siete años y monté a caballo más de diez, son las aficiones a las que más años he dedicado. Ahora disfruto mucho con el pilates y con las salidas a la naturaleza.