Terremoto en Afganistán: balance una semana después Terremoto en Afganistán: balance una semana después

Terremoto en Afganistán: balance una semana después

9 of setembro, 2025

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El terremoto del pasado 31 de agosto, considerado uno de los más mortíferos en la historia reciente de Afganistán, azotó a un país que ya afrontaba dificultades extremas. La grave sequía, la pobreza generalizada y el aumento de los retornos forzosos agravan la crisis, con unos 2,6 millones de afganos que han regresado desde enero: 2 millones desde Irán y 600.000 desde Pakistán.

Una semana después del terremoto, el número de personas fallecidas ya supera las 2.200 y el de personas heridas las 3.600. Además, los daños materiales también han sido enormes, ya que más de 6.700 viviendas han quedado destruidas.

Por otro lado, infraestructuras clave para comunidades remotas han resultado dañadas, lo que limita aún más el acceso a servicios esenciales. Las evaluaciones han identificado 68 fuentes de agua destruidas por el terremoto, lo que agrava los efectos de las recientes lluvias torrenciales e inundaciones. Además, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) informa que se estima que 756.000 cabezas de ganado en Nangarhar y 633.000 en las provincias de Kunar se han visto afectadas.

Días después del terremoto, las continuas réplicas no hicieron más que agravar los bloqueos de carreteras y dificultar aún más el acceso a las zonas afectadas. A pesar de las dificultades, las distintas agencias de la ONU y ONG en el terreno han podido acceder a 49 aldeas de cinco distritos y evaluar las necesidades de la población.

Foto: ©ACNUR/Oxygen Media Empire.

Las necesidades más urgentes de las familias afectadas son refugio y artículos no alimentarios (ya que muchas duermen a la intemperie o en instalaciones superpobladas y expuestas a las inclemencias del clima), alimentos (ya que el ganado y los cultivos han sido destruidos) y agua potable. El apoyo a la protección también es fundamental para los más vulnerables (mujeres, niñas, niños, ancianos y personas con discapacidad), junto con el apoyo psicosocial, especialmente para los niños, y la protección contra la explotación y el abuso.

ACNUR está en terreno desde el principio ayudando a las personas afectadas y distribuyendo artículos de primera necesidad como tiendas de campaña familiares, kits de invierno, lámparas solares, bombonas de gas, etc. Sin embargo, las condiciones de las carreteras siguen siendo muy malas y persisten los desafíos logísticos, por lo que las distribuciones podrían complicarse. Algunos trabajadores de ACNUR se han desplazado a pie para reunirse con los supervivientes en las aldeas afectadas de la provincia de Kunar y escuchar sus testimonios. A pesar de esto, se sigue necesitando más ayuda humanitaria para atender a la población de Afganistán y evitar una tragedia aún mayor.

Se prevé que, de seguir el ritmo de retornados al país, 4,4 millones de afganos retornados llegaran hasta finales de año. Por eso, ACNUR necesita urgentemente una inyección de liquidez para sostener los programas de ayuda financiera para los retornados. Este apoyo es vital, ya que actúa como un amortiguador durante las difíciles primeras semanas y proporciona a las personas retornadas los medios para empezar de nuevo. ACNUR continúa abogando a todos los niveles para garantizar el retorno digno de los ciudadanos afganos y el respeto de sus derechos, y hace un llamamiento al Gobierno de Pakistán para que suspenda la aplicación del Plan de Repatriación de Extranjeros Ilegales, especialmente dadas las circunstancias.

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