Durante casi tres años, entre 1936 y 1939, la Guerra Civil española empujó a miles de personas a huir del país para salvar sus vidas. Tras el fin de...
Afganistán es, desde hace muchos años, uno de los países más peligrosos del mundo según el Índice Global de la Paz. Desde finales de los 70,...
Los 1.100 millones de niñas que hay hoy en el mundo serán las mujeres del mañana. Un colectivo tan necesario para la prosperidad del futuro como en necesidad...
En el marco de la Convocatoria de subvenciones públicas de Acción Humanitaria y Emergencia de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, a través de la cual...
En el marco de la Convocatoria de subvenciones públicas de Acción Humanitaria y Emergencia de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, a través de la cual...
Cada septiembre, millones de niños se enfrentan a la vuelta al cole en todo el mundo. Aunque entre los más pequeños no son pocos quienes no quieren...
Durante décadas, la población de Camboya ha sufrido la guerra. Tras la guerra de Indochina, las tropas de Vietnam del Sur con el apoyo de los Estados Unidos...
ACNUR urge a los Estados miembro a incrementar el ritmo de reubicación para solicitantes de asilo desde Italia y Grecia
La población refugiada siria en Jordania se ha beneficiado de la subvención que la Generalitat Valenciana, a través de la dirección general de Cooperación y...
Volver a Empezar es el primer podcast del Comité Español de ACNUR, conducido y presentado por Molo Cebrián, creador de Entiende Tu Mente o Saliendo Del Círculo.
En esta nueva temporada de Volver a Empezar hablamos con mujeres que se han visto desplazadas por la fuerza, pero que no se dejan definir por estas circunstancias. Son mujeres incansables, que día a día superan la adversidad y la desigualdad y que además luchan por aquello en lo que creen: una vida digna para todas, para poder vivir en paz. Casi 60 millones de mujeres y niñas están desplazadas en todo el mundo, a ellas les dedicamos la novena temporada del Podcast del Comité español de ACNUR.
En la Temporada 8 de "Volver a empezar", el podcast del Comité español de ACNUR, nos preguntamos: ¿Puede el deporte convertirse en refugio? Para responder a esta pregunta hemos hablado con varias personas refugiadas que han tenido que huir de sus hogares, dejar su país y comenzar de cero en España. Personas a las que el deporte les ha salvado la vida. ¿Y cómo es posible esto? En muchas ocasiones lo es gracias a organizaciones, fundaciones y asociaciones que apuestan por el deporte como herramienta integradora de las personas refugiadas. Y es que el deporte integra, empodera, une, ayuda y puede convertirse en hogar, especialmente cuando el tuyo ha quedado muy lejos.
¿Te imaginas tener que abandonar tu país y empezar de cero para poder salvar tu vida? El protagonista de esta temporada tuvo que hacerlo: le llamaremos Juan. Por motivos de protección, prefiere no decir su nombre, ni de dónde viene, pero sí puede contarnos cómo ha logrado comenzar una nueva vida en un pequeño pueblo de la llamada España rural, ayudando a combatir el despoblamiento. Allí, donde muchos otros no quieren ir, Juan está construyendo un hogar seguro junto a su familia. Acompáñanos a conocer su historia en la séptima temporada del podcast del Comité español de ACNUR.
El cambio climático ha llegado para quedarse y marcar nuestro presente y nuestro futuro. Pero, ¿qué es exactamente? ¿Qué consecuencias tiene y cómo podemos luchar ante su avance? ¿Cómo afecta a las personas más vulnerables del planeta? En la temporada 6 de "Volver a empezar" resolvemos estas preguntas sobre el cambio climático hablando con expertos en el tema. Te esperamos.
Como no podía ser de otra manera, dedicamos la Temporada 5 de Volver a empezar a Ucrania. Queremos conocer de cerca cómo se vive en un país en guerra, cómo es huir de este conflicto y comenzar de cero en un lugar nuevo. Pero también vamos a mostrar qué labor está realizando Acnur en esta situación y cómo podemos ayudar cada uno de nosotros. Te esperamos.
Esta es la historia de una persona que gracias al boxeo tuvo una segunda oportunidad. No solo ella, sino también toda su familia.
Ella es Sadaf. Mujer, boxeadora, refugiada, valiente y luchadora. Nació en Afganistán, uno de los peores países del mundo para nacer mujer. Si quieres conocer su historia, ¡dale al play! y si te emociona tanto como a nosotros, comparte este podcast.
La tercera temporada de Volver a Empezar tiene nombre propio: Sergio Chekaloff. Una persona que ha pasado 74 años buscando el reconocimiento de una nacionalidad.
Su historia es la de millones de personas en todo el mundo que carecen de derechos políticos, jurídicos y sociales por el hecho de no ser considerados ciudadanos. Son apátridas.
En esta segunda temporada de Volver a Empezar conoceremos a Sergio, Gleici y Cristian. Ellos se vieron obligadas a abandonar sus países y que al llegar a España se toparon con una situación excepcional por la pandemia de COVID-19. A pesar de sus dificultades personales, y aún a riesgo de contagiarse, volvieron a armarse de valor para ayudar a quienes más lo necesitaban.
Befriending es la primera temporada de Volver a Empezar. En ella conoceremos la historia de tres mujeres valientes. Dos de ellas lo dejaron todo atrás en sus países para volver a empezar. Una vez en España, forjaron una amistad que les ha ayudado a salir adelante en el día a día.
Halima Murad, de 52 años y su familia huyeron de Siria a Irak hace un año, donde viven en un campo cerca de la ciudad de Sulayamaniyah, al norte del país, con un clima extremo. En su tienda de campaña, esta familia ha soportado temperaturas bajo cero en invierno y de hasta 45 grados en verano. Por esta razón Halima estaba contenta cuando recibió un nuevo colchón y una colcha recientemente. “No tenemos colchas para el verano, sólo mantas de invierno que son demasiado pesadas”. Este colchón y la colcha forman parte de una donación de 2,5 millones de dólares en ropa de cama que ha realizado la Fundación IKEA a refugiados sirios en Irak, que anteriormente ya había donado otros productos a los refugiados en Jordania y Líbano. “Cuando los conflictos dan un vuelco total a las vidas de la gente, creemos que hay que apoyar a los niños y familias que han perdido todo donando los productos IKEA que les darán una sensación de seguridad y hogar,” dice Jonathan Spampinato, el responsable de la planificación estratégica y comunicación de la Fundación IKEA. Los refugiados en el campo Arbat, en el Kurdistán iraquí, recibirán 150.000 colchones y ropa de cama a lo largo del próximo año. ACNUR distribuirá además 80.000 colchones para los iraquíes que han tenido que huir de sus casas por los recientes combates entre los grupos armados y las fuerzas del gobierno. Ya se han distribuido unos 2.000 colchones a las familias desplazadas en Al Hamdaniya, en la gobernación de Nínive, al norte de Irak. En el campo de Arbat, Abdu Rahman Khalil, de 36 años, fue uno de los primeros de la cola que recibió los dos colchones de verano, las colchas y las fundas de almohada de IKEA. Él, su esposa Sita y sus seis hijos esperan dormir más cómodos ahora a pesar del calor abrasador del verano. “Necesitamos estos colchones y colchas” dijo él mientras guiaba a sus hijos para salir de la cola de distribución con un colchón enrollado en cada brazo. “Las mantas son finas y buenas para el verano y los colchones son de excelente calidad” añadió visiblemente satisfecho.
Ibrahim estuvo a punto de morir en manos de las milicias en la República Centroafricana y salvó su vida gracias a la rápida intervención del personal de ACNUR en Camerún, donde huyó su familia. El equipo de ACNUR vio la terrible herida cuando cruzaba la frontera y le llevó rápidamente al hospital de Bertoua, a tres horas en coche de Gbiti, donde fue atendido de inmediato. Además de la herida en carne viva, con parte del cerebro y hueso al descubierto, el niño estaba débil y malnutrido tras pasar semanas huyendo por los bosques. “Durante esos dos meses no durmió, no podía dormir y no paraba de llorar”, recuerda su madre, Djoumba. Cuando estalló conflicto en la capital, Bangui, los padres de Ibrahim pensaron que no les afectaría. Pero hace dos meses, cuando Amadou, el padre de Ibrahim, estaba fuera con el ganado, un grupo de milicianos se presentaron en su casa. “Me vieron con mis hijos en la casa, cogieron a todos los niños pequeños y los mataron con machetes. Mataron delante de mí a seis personas, entre ellas cinco niños”, cuenta Djoumba. “Ibrahim era uno de los seis niños que cogieron. Cuando le golpearon con los machetes pensé que estaba muerto”. Los milicianos querían llevarse a Djoumba pero ésta se resistió. “Me dejaron tirada en el suelo al lado de Ibrahim. Poco después me di cuenta de que Ibrahim todavía respiraba”, explica. Cuando Amadou regresó a casa del trabajo encontró a su mujer y su hijo herido y decidió huir a Camerún. No podían tapar la herida de Ibrahim pero la lavaban con agua caliente cuando podían para reducir el riesgo de infección. “Caminamos durante dos meses, día y noche. Cuando llegamos a un río, descansamos un poco. Bebimos agua de los ríos y comimos la carne de vacas muertas que encontramos por el camino. Las vacas también estaban muriendo de hambre” explica Djoumba. Cuando llegaron a la frontera con Camerún se encontraron con personal de ACNUR que llevaron rápidamente al hospital a Ibrahim. Le dieron de alta un mes después y se reunió con su familia en Gbiti. Hoy Ibrahim está curado y juega feliz con sus nuevos amigos. No tiene daños permanentes en el cerebro pero necesitará apoyo para superar el trauma. Muchos niños que huyen de la violencia en la República Centroafricana reciben asistencia de ACNUR y las organizaciones con las que trabaja. Sin su ayuda, muchos de estos refugiados morirían.
La madre de Mohamed está haciendo cola para recibir una ración de sorgo, lentejas y aceite para cinco días. Pero los refugiados saben por experiencia que estas cantidades duran poco y que las hojas de árboles, raíces y bayas son una manera de complementar estas escasas raciones. Alrededor del campo, hay árboles de betel o datileras del desierto. Los niños se suben a ellos y arrojan las ramas verdes, mientras los niños más pequeños desde el suelo arrancan las hojas tiernas. Miles de ellos faltan a la escuela para ir a buscar comida, lo cual preocupa a ACNUR, que ha recordado a los líderes comunitarios la importancia de que los niños vayan a clase regularmente. Mohamed ayuda a su madre cuidando de sus cinco hermanos menores y sirviendo la comida, y pasa las tardes recogiendo hojas. “Estas no han sido masticadas por los camellos”, explica, sosteniendo un puñado de ramitas en la mano, “mi madre las cocinará con el sorgo que recibamos hoy”. El árbol de betel tiene hojas comestibles pero son amargas. Algunos niños sufren dolor de estómago después de comerlas. La caída de un niño de uno de estos árboles a una altura de entre 15 y 23 metros podría ser fatal. Recientemente dos de ellos, de aproximadamente ocho años, murieron en los campamentos de Gendrassa y Kaya. Otros niños sufren lesiones al trepar, y hay padres que envían a sus hijos a los hogares de donde huyeron para ayudar a cultivar parcelas familiares. “Desde febrero de este año el número de alumnos matriculados ha descendido a unos 20.000 en comparación con los 30.000 del año pasado”, estima Jockshan Foryoh, responsable de educación de ACNUR. Durante más de un año, Foryoh ha dirigido las intervenciones de ACNUR en materia de educación, convirtiendo tiendas de campaña que servían de aulas en estructuras semipermanentes; proporcionando libros y demás material escolar; contratando y formando profesores; ofreciendo cursos de inglés y distribuyendo uniformes para casi todos los alumnos de las escuelas de los campamentos. “La escasez de alimentos está impidiendo a los niños asistir a la escuela con regularidad. Esto obstaculiza nuestros esfuerzos por promover el desarrollo de los niños y formar sus habilidades, capacidades y resiliencia, desde la infancia pasando por la adolescencia hasta la edad adulta” lamenta Foryoh. “Si no conseguimos que los niños sigan yendo a la escuela, 2014 habrá sido un año perdido”. El hambre provoca el 45% de las muertes en menores de 5 años. Muchas veces, los niños llegan con síntomas de desnutrición a los campos de refugiados. ACNUR ofrece tratamientos nutricionales especiales y suplementos nutricionales para niños y para mujeres en periodo de lactancia. En coordinación con el Programa Mundial de Alimentos, distribuye comida todos los días a las familias refugiadas. En un campo de desplazados se proporcionan, de media, raciones de comida suficiente para aportar a cada persona un mínimo de 2.100 calorías al día. Lograr este objetivo se convierte amenudo en un reto por la falta de fondos o por las malas condiciones de salud en las que llegan los refugiados a los campos.