Cerca de la mitad de refugiados y desplazados que hay en el mundo son mujeres y niñas. Ellas son dos veces víctimas. Mientras huyen de su hogar a causa de la guerra, de la persecución o de la violación de derechos humanos, pueden ser agredidas sexualmente, maltratadas o secuestradas. También cuando salen de los campos de refugiados o desplazados en busca de agua, alimentos o materiales como, por ejemplo, la leña para cocinar. Muchas de ellas están solas al frente de la familia tras perder a sus maridos en el conflicto o en la huida. La desintegración de la familia incrementa su vulnerabilidad ante la violencia, la intimidación y los abusos sexuales.
Las mujeres refugiadas afrontan este día a día con valentía y coraje, con dignidad. Desde su humilde realidad, trabajan, forman a las nuevas generaciones y transmiten los valores de su cultura para que ésta no caiga en el olvido. Estas mujeres se caracterizan, además, por tener una gran capacidad de desarrollo cuando se les da acceso a la información y a las alternativas y propuestas de trabajo en los campos de refugiados.
Persecución por motivos de género
Las mujeres pueden ser perseguidas por los mismos motivos que los hombres. Sin embargo, muchas de ellas sufren persecución, violencia sexual o discriminación por su condición de mujer. Es el caso de las mujeres que son violadas durante un conflicto como arma de guerra o que son secuestradas para la explotación sexual.
“Entraron en mi casa, le cortaron los brazos a mi hija de 17 años y se la llevaron. Los hombres que se quedaron me violaron, eran del ejército. Desde que me violaron no tuve acceso a atención sanitaria, no fui al hospital, estaba aislada, sentía mucho miedo y vergüenza, tuve que huir. Las mujeres refugiadas podemos formar parte de un programa de capacitación y eso me permite avanzar, reinsertarme en la comunidad”, explica esta mujer refugiada bajo el amparo de ACNUR en la República Democrática del Congo (RDC). En la mayoría de los casos, las víctimas son rechazadas por sus maridos tras la violación y los hijos nacidos son expulsados de la comunidad. Muchos de estos niños acaban malviviendo en prostíbulos o en situaciones de explotación. En el caso de las niñas violadas, éstas no pueden casarse; y una mujer sin marido no tiene lugar en la sociedad congoleña.
ACNUR con las mujeres
La Agencia de la ONU para los Refugiados estableció en 2001 sus cinco compromisos con las mujeres refugiadas:
En esta línea, ACNUR desarrolla programas que garanticen su acceso a necesidades básicas, educación, empleo y propiedad de tierra, así como fomenta la igualdad entre mujeres y hombres. Además, la Agencia involucra a los hombres y niños en la lucha contra la violencia sexual y de género, un gesto esencial para alcanzar esa igualdad y lucha contra los abusos y violencia sexual y de género en todo el mundo.
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