El Gobierno de Navarra vuelve a apoyar el trabajo de ACNUR en RDC

En 2020, el Gobierno de Navarra aportó 240.000 € para dos proyectos (120.000 € para cada uno) en la República Democrática del Congo (RDC).

El primero de los proyectos tenía como objetivo mejorar la seguridad y el empoderamiento de las mujeres refugiadas centroafricanas en RDC, mientras que el segundo aspiraba a garantizar el acceso a la educación de refugiados de Burundi en este país.

Más concretamente, el proyecto para el empoderamiento de las mujeres refugiadas centroafricanas se centraba en garantizar su seguridad, integridad física y libertad profesional, así como la igualdad entre hombres y mujeres dentro de los campos de refugiado.

Para el desarrollo de este proyecto se involucró a las autoridades locales para el desarrollo de un programa de inserción laboral y la mejora de las infraestructuras básicas de salud. De esta manera, en el periodo que nos ocupa, se garantizó seguir con la tendencia de mejora de las condiciones de vida de la población refugiada y de sus comunidades de acogida: 37.475 mujeres han sido beneficiarias directas de este proyecto.

El segundo proyecto, dirigido a la población infantil y juvenil proveniente de Burundi y refugiada en los campos de Lusenda y Mulongwe, tuvo como objetivo la integración de estos niños y jóvenes en sus comunidades de acogida, asegurándoles, principalmente, el acceso a servicios de educación de calidad.

Ha sido un año totalmente condicionado por la pandemia, y se ha notado también en RDC. La mayor parte de las actividades educativas se han visto afectadas de una u otra manera, pero mediante este proyecto se consiguió involucrar a toda la población en los cambios que hubo que acometer. Se buscaron complementos como la utilización de emisoras de radio para mantener la docencia, se trató conjuntamente a burundeses y congoleños en aras a evitar el abandono escolar y, en ese sentido, se consiguió que todos los niños se matricularan en las escuelas primarias que hay en los campos, un total de 8.299 niños y niñas. El principal logro, después de todo, es que el año en el que se han suspendido la mayor parte de clases presenciales esto no haya supuesto una ruptura en la tendencia positiva de escolarización y formación de la población refugiada, así como de las comunidades de acogida.