La falta de financiación amenaza a un millón de refugiados rohingya

En el campo de refugiados de Cox's Bazar, en Bangladesh, viven un millón de refugiados rohingya. La etnia rohingya se enfrenta a una terrible discriminación en el sudeste asiático, por lo que la situación de estas comunidades es totalmente dependiente de la ayuda humanitaria. Cualquier reducción de la asistencia alimentaria tendría un impacto devastador. Esto expondría una población, ya de por sí vulnerable, al hambre y las enfermedades, y aumentará los riesgos de protección, la inseguridad y la desesperanza.

En las últimas semanas han llegado nuevos refugiados a los campos, tras huir de la violencia actual en el Estado de Rakhine, en Myanmar. La reciente intensificación del conflicto en la región ha agravado la situación de los rohingya, forzando a muchos a emprender el peligroso viaje hacia la seguridad en Bangladesh.

Estas personas que se ven obligadas a huir de su hogar, además de todas las dificultades a las que tienen que hacer frente, llegan a un país muy vulnerable al cambio climático. Cuando llegan a los campos de refugiados en Cox's Bazar y en la isla de Bhasan Char, al igual que las comunidades que los acogen, se enfrentan a fenómenos meteorológicos como ciclones, inundaciones, deslizamientos de tierra y el riesgo de incendios.

A partir del 1 de abril, sin una financiación humanitaria adecuada, las raciones mensuales de alimentos para los refugiados rohingya en los campos de Cox's Bazar, se reducirán a más de la mitad: de 12,50 dólares a sólo 6 dólares al mes. Esto equivale a 20 céntimos al día, apenas suficiente para comprar dos huevos.

Sin la financiación necesaria, 65.000 refugiados rohingyadejarán de recibir refugio de emergencia. Y otros 190.000 dejarán de tener acceso a energía limpia para cocinar, lo que restringirá aún más sus fuentes de alimentación y nutrición.

ACNUR está en terreno proporcionando ayuda vital a los más de un millón de personas refugiadas rohingya que residen en los campos de Cox's Bazar. Desde la Agencia de la ONU para los Refugiados, muestran su preocupación ante la posible falta de financiación que ponga en peligro la asistencia humanitaria para las personas refugiadas y desplazadas. Las operaciones de ACNUR son esenciales para hacerles llegar alimentos, refugios y atención médica y, si se recorta la financiación, las personas desplazadas serán las primeras en sufrirlo.

Hace un par de semanas, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, Filippo Grandi, realizó una visita al país, en la que hizo hincapié en el compromiso de ACNUR de apoyar a la población refugiada rohingya.

Además, elogió al pueblo de Bangladesh por su generosidad desde hace casi ocho años. Grandi explicó que las comunidades locales están compartiendo, desde el principio de esta crisis humanitaria, los pocos recursos que tienen con las personas refugiadas que están llegando. En cuanto a la solución de esta crisis, Grandi dice: “Un retorno digno, voluntario, seguro y sostenible a Myanmar sigue siendo la solución principal a esta crisis. Por ello, se debe reforzar y dotar de más apoyo a los esfuerzos para lograr este objetivo, ayudando a crear condiciones para el retorno en las áreas de origen de los refugiados y favoreciendo la coexistencia pacífica de las comunidades que viven allí”.

Filippo Grandi durante su visita un centro comunitario del campo de refugiados de Kutupalong (Bangladesh). a Foto: © ACNUR/Shari Nijman.

Una de las cosas que destacó es la necesidad de apoyar los esfuerzos del país en “mantener la seguridad en los campos y mantener los programas para los más vulnerables, particularmente las mujeres que han sobrevivido a la violencia, y ayudar a los jóvenes a adquirir habilidades y acceder a formación, favoreciendo su resiliencia”. Esto último es especialmente importante, ya que el 52 % de la población de los campos es menor de 18 años.

En lo que respecta a la financiación, Grandi instó a la comunidad internacional a prestar apoyo económico de manera sostenida para las personas refugiadas que son tan vulnerables a desastres naturales y que dependen casi totalmente de la ayuda humanitaria. En vista de que no parece que haya solución para la población rohingya en Bangladesh, es esencial la movilización de recursos, lo cual está siendo una prioridad, pero también, un desafío.

Por su parte, António Guterres, el secretario general de Naciones Unidas, hizo unas declaraciones relacionadas con la financiación de la organización. “Durante al menos los últimos siete años, las Naciones Unidas se han enfrentado a una crisis de liquidez porque no todos los Estados miembros pagan en su totalidad y muchos tampoco pagan a tiempo”.