Sudán del Sur es uno de los países más frágiles del mundo. Violencia, inseguridad alimentaria, efectos del cambio climático... hacen que el país viva en una crisis permanente.
Las intensas lluvias de las últimas semanas han provocado el desbordamiento de ríos y el desplazamiento de más de 100.000 personas, muchas de las cuales ya habían huido anteriormente debido a la reanudación del conflicto armado en febrero de 2025.
Su fragilidad, la violencia interna y la llegada de refugiados de su vecino Sudán, unido a su vulnerabilidad al clima extremo, hacen que este país sea y su población necesite ayuda urgente.
2,3 millones
de personas refugiadas y solicitantes de asilo de Sudán del Sur.
1,9 millones
de personas desplazadas internos.
75 %
de la población necesita ayuda humanitaria.
Durante los meses de julio, agosto y septiembre, Sudán del Sur está sufriendo lluvias intensas que están provocando desbordamiento de ríos y el aumento incontrolado del nivel del agua en los estados de Jonglei, Alto Nilo y Unity. Las lluvias de las últimas semanas han provocado el desplazamiento de más de 100.000 personas. El estado de Unity es el más afectado, ya que, el 70 % del territorio se encuentra actualmente bajo el agua.
Las intensas lluvias están destruyendo viviendas, escuelas, centros de salud, así como tierras agrícolas y ganado. Esta situación ha incrementado los riesgos para mujeres y niñas desplazadas, mientras que el daño a las infraestructuras dificulta aún más el acceso a la ayuda humanitaria. ACNUR estima que en 2025 hasta 1,6 millones de personas podrían verse afectadas y hasta 400.000 podrían ser desplazadas, especialmente entre septiembre y octubre, cuando se esperan los peores impactos. Se prevé que haya fuertes consecuencias para la seguridad alimentaria, la salud y la protección.
Esta situación ya se vivió en octubre del 2024 con unas inundaciones que afectaron a más de 1,3 millones de personas. El volumen de las precipitaciones de los últimos cuatro años no tiene precedentes y no parece haber señales de que la situación vaya a mejorar. Estas inundaciones unidas a una situación ya de por sí inestable de Sudán del Sur, convierten a la población en extremadamente vulnerable y al país, en uno de los más frágiles e inseguros de África.
Las tensiones entre el gobierno y las fuerzas de la oposición han ido en aumento desde octubre de 2024, cuando el presidente Salva Kiir anunció un aplazamiento de las elecciones presidenciales. Desde marzo de 2025, la escalada de hostilidades (especialmente en el estado del Alto Nilo y Jonglei) y el deterioro general de la seguridad en el país, ha provocado desplazamientos de población tanto dentro como a través de sus fronteras.
La situación en Sudán del Sur continúa deteriorándose y el 75% de la población necesita ayuda humanitaria. Las inundaciones de estos últimos meses están provocando la destrucción del ganado y la pérdida de cosechas lo que agudiza la inseguridad alimentaria en una región que ya enfrentaba altos niveles de hambre. El número de niños menores de cinco años que requirieron tratamiento urgente por desnutrición aguda aumentó a 2,3 millones.
Sudán del Sur continúa siendo una de las mayores crisis de desplazamiento de África, con 2,4 millones de refugiados sursudaneses en países vecinos y cerca de 2 millones de desplazados internos dentro del país. Además, acoge a más de 1,2 millones de personas que han llegado huyendo de la guerra en el vecino Sudán desde hace más de dos años.
“Están regresando a un país que es extremadamente frágil. Estamos muy preocupados por el impacto en las comunidades, particularmente en aquellas que ya están afectadas por el conflicto y el cambio climático”.
Juliette Murekeyisoni, representante adjunta de ACNUR en Sudán del Sur.
La temporada de lluvias y las inundaciones están agravando una situación humanitaria y política ya de por sí frágil en Sudán del Sur. El país ya está lidiando con la llegada de más de 1,2 millones de personas procedentes de Sudán desde que estalló el conflicto en abril de 2023.
El conflicto en su país vecino también está teniendo consecuencias directas, ya que, Sudán era la principal ruta de abastecimiento de la región, por lo que se ha cortado el flujo de alimentos y de otros bienes de primera necesidad desde allí. Esto ha provocado que los precios se hayan disparado en las últimas semanas.
Por otro lado, las personas refugiadas surdanesas que vivían en Sudán se han visto obligadas a huir de nuevo de la violencia y regresar, en su mayoría, al estado de Unity en Sudán del Sur. Desgraciadamente lo que allí se han encontrado es que las inundaciones han arrasado con todo y de nuevo, deben buscar un lugar seguro para asentarse.