“Una tienda de campaña no es como un hogar”: el difícil retorno de la población desplazada siria

En Siria hay 7,4 millones de personas desplazadas y, a pesar de su deseo de regresar a su hogar tras la caída del régimen de Basar al Asaad, la falta de vivienda, de trabajo y de servicios se lo impide. Por eso, es clave contar con más apoyo internacional para garantizar que el retorno seguro se haga posible.

Sana Khaled junto a su esposo, seis hijas y tres nietos huérfanos han vivido los últimos seis años en una tienda de campaña de un campo de desplazados informal en la zona rural de Idlib, al noroeste de Siria. Llegaron allí en 2019 huyendo de los combates en su ciudad de origen en la zona rural de Homs. Es el único hogar que han tenido ella y su numerosa familia en ese tiempo y han intentado que sea lo más acogedor posible. Para ello, han cubierto el suelo con una alfombra rodeada de cojines y lo han decorado con ramos de plástico, pero eso no lo convierte en un lugar seguro. “Una tienda de campaña no es como un hogar: la situación en una tienda de campaña es difícil”, cuenta Sana. Ella sigue queriendo tener un techo firme sobre sus cabezas con el que protegerse, especialmente de los duros meses de invierno. “Siempre tienes miedo de algo. Nunca hay estabilidad ni seguridad, pero ¿qué podemos hacer? No podemos permitirnos pagar un alquiler”, explica.

Con los pocos servicios que dispone el campo, la familia sobrevive como puede intentando ganar algo con un trabajo agrícola mal remunerado y ocasional. Sana explica: “El dinero escasea mucho. Solo podemos comer si trabajamos. Si no trabajamos, no comemos; así son las cosas”.

Una encuesta realizada por ACNUR a 1,95 millones de personas desplazadas en el noroeste de Siria, reveló que más de un millón prevé regresar a su hogar en los próximos 12 meses. Esto supone que casi un millón no tiene esa perspectiva de regresar porque no se dan las condiciones adecuadas para ello. Este es el caso de Sana y su familia que no ven otra posibilidad, ya que, tras la caída del régimen, decidieron acercarse a su ciudad natal para ver la situación. Pero allí todas sus esperanzas de regresar se truncaron:

Sana explica que no son capaces de reconstruir su casa, así que no pueden arriesgarse a volver. Al menos donde están ahora pueden trabajar y garantizar a sus hijos una vida sencilla. Sana tiene una preocupación: “Quiero vivir lo suficiente para poder mantenerlos [a mis nietos] y darles una vida mejor. No van a la escuela, no saben leer ni escribir. Quiero que tengan éxito en el futuro, días mejores y una vida mejor que la que hemos vivido”.

Foto: © ACNUR/Hameed Maarou.

Filippo Grandi, Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados, en la novena conferencia ministerial anual sobre Siria en Bruselas declaró que el reto de la comunidad internacional es “garantizar que, una vez que las personas regresen a sus comunidades, dispongan de lo básico: alojamiento, electricidad, agua, saneamiento, educación, trabajo – en una palabra: oportunidades – para imaginar un futuro para ellos y sus familias en su país”.

A lo largo de los 14 años de conflicto en Siria, se ACNUR ha apoyado a países que han acogido a millones de refugiados sirios, como Jordania, Líbano y Turquía. Con el paso del tiempo, los retornos a Siria han comenzado a ser una posibilidad tras la caída del régimen en diciembre de 2024. Desde entonces, más de un millón de sirios han regresado a su país, y se estima que alrededor de 3,5 millones más podrían hacerlo en los próximos meses. Sin embargo, aunque ACNUR no promueve estos retornos, enfatiza la importancia de ofrecer a los refugiados información, documentación, transporte y pequeños apoyos para garantizar que los retornos sean seguros y sostenibles. Si no se logran crear condiciones básicas, el retorno podría resultar insostenible, lo que provocaría nuevos desplazamientos. Es crucial que los países involucrados prioricen la asistencia humanitaria, ya que la estabilidad en Siria y en los países vecinos está directamente vinculada a la ayuda brindada a los refugiados. La opción más efectiva es invertir en la recuperación temprana y levantar las sanciones para reiniciar el crecimiento y la inversión en Siria, asegurando un futuro más prometedor para los sirios, tanto dentro como fuera del país.