El éxodo en pocos meses de más de 700.000 rohingyas desde Myanmar a Bangladesh convirtió a esta crisis en la que más rápido ha avanzado en el mundo en décadas. Desde el último estallido de violencia en el estado de Rakhine, en agosto de 2017, la cifra de rohingya en Bangladesh ha superado ya los 900.000. Esta llegada masiva ha generado graves consecuencias tanto para los refugiados como para las humildes comunidades locales que les han acogido o conviven con su presencia e impacto.
La llegada masiva de refugiados a Bangladesh ha ejercido una enorme presión sobre el medio ambiente en el distrito de Cox's Bazar, que alberga a la mayoría de la población de refugiados rohingya. Mujeres, hombres, niñas y niños refugiados caminan largas distancias para obtener combustible, y muchos árboles han sido talados para usarlos como materiales para construir estructuras improvisadas y combustible para cocinar.
ACNUR está trabajando en soluciones sostenibles para mejorar la vida de los refugiados que se encuentran en estos asentamientos. Una de estas soluciones es la instalación y el mantenimiento de farolas solares en todos los campos que permitirá garantizar la seguridad, especialmente, de las mujeres y niñas. Un entorno iluminado previene asaltos, agresiones y violencia sexual, permitiendo a las mujeres caminar fuera de sus hogares durante la noche sintiéndose más seguras.
En este 2019, ACNUR ha trabajado junto a grandes colaboradores para instalar 1.000 farolas tanto en los asentamientos de refugiados como en las zonas de las comunidades de acogida. Gracias a la colaboración de Gamesa, se han podido instalar 30 farolas solares en Bangladesh, mejorando las condiciones de seguridad de 9.000 refugiados y, al mismo tiempo, se han promovido iniciativas sostenibles que cuidan el medio ambiente.
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