El 19 de marzo o Día del padre es un día para honrar a los padres de familia que, como Firas, luchan cada día por el futuro de sus hijos contra viento y marea.
A sus 25 años, este refugiado sirio es padre de 7 hijos. Antes de la guerra en Siria, recibía una pensión por invalidez, pero ahora tiene que salir junto a su hijo de 7 años para conseguir comida para toda la familia.
Firas vivía en Alepo hasta que los bombardeos destruyeron su casa y la de su familia. Entonces, no les quedó otro remedio que huir. Vivieron durante 8 meses en una ciudad turca cercana a la frontera con Siria, desde donde fueron a Esmirna, la tercera ciudad más grande del país. Allí, la vida no se lo ha puesto más fácil.
“La vida es dura, el alquiler es muy caro, pero los vecinos nos ayudan. Yendo a Europa tendría una vida mejor, pero no me lo puedo permitir”.
Quizás así ellos puedan tener un futuro mejor que el suyo. Con tan sólo 11 años, Firas perdió su brazo derecho en un accidente de trabajo en una fábrica. Años más tarde, antes de cumplir la mayoría de edad, perdió los cuatro dedos de su mano izquierda y parte de su pulgar.
Tras dejar de recibir su pensión por minusvalía al estallar la guerra en Siria, ha salido a las calles para conseguir dinero. A las 6 de la mañana comienza su jornada, que no acabará hasta que se ponga el sol.
“Tengo que hacer esto porque no tengo ningún otro trabajo con el que alimentar a mis hijos”
Firas, padre y refugiado sirio.
Aunque encontrar trabajo en Turquía con su discapacidad es prácticamente imposible para él, Firas no se rinde. Sabe que tiene 7 hijos a los que alimentar. Por eso, él y Uday, su hijo mayor de 7 años, recorren cada día las calles de Esmirna, donde viven desde hace más de 7 meses.
Allí, buscan en la basura cartones, plásticos o latas para reciclar. Cada día consiguen entre 20 y 50 kilos, por lo que les dan 15 y 20 liras turcas, unos 4 o 6 €.
A pesar de lo duro del trabajo, el pequeño Uday quiere ayudar a su padre. “Quiero trabajar con mi padre porque sus dos manos están amputadas”, dice.
Amina, la mujer de Faisal, anima a sus hijos a estudiar. Les ha enseñado todo lo que sabe: algunos versos del Corán y contar hasta 10. Es todo lo que puede hacer e intenta no perder el optimismo.
“Éste es mi futuro. Trabajo duro para alimentar a mis hijos. Es posible que llegue un día en que no pueda alimentarlos”.
Firas ha sido catalogado como una persona de especial vulnerabilidad por ACNUR. La Agencia le ha dado mantas, ropas y otras ayudas, pero no es suficiente.
En el Día del Padre queremos dar visibilidad a los miles de padres de familia como Firas, que luchan cada día por mantener a sus familias y que necesitan tu apoyo para salir adelante.