Chad acoge a más de 2 millones de personas refugiadas y desplazadas, la gran mayoría de ellas llegan huyendo del conflicto de Sudán. A pesar de los desafíos a los que se enfrenta, Chad mantiene su política de puertas abiertas y es uno de los principales países de acogida en África.
ACNUR está presente en el país ofreciendo refugio, agua, salud y educación tanto a las personas refugiadas como a las comunidades locales. Ahora, la falta de financiación amenaza la vida de millones de personas. Por favor, colabora y haz que la solidaridad llegue a Chad.
1,2 millones
de personas llegadas desde Sudán (refugiados y retornados).
87 % de personas
recién llegadas son mujeres, niños y niñas.
76% % de personas
que huyen ha sufrido violaciones graves de derechos humanos.
Chad alberga a más de 2 millones de personas refugiadas y desplazadas, principalmente provenientes de Sudán, la República Centroafricana y Camerún. Desde abril de 2023, la guerra en Sudán ha provocado la llegada de más de 1,2 millones de personas, convirtiendo esta crisis en una de las mayores operaciones humanitarias de ACNUR en África.
Las regiones más afectadas del este del país han recibido más de 850.000 personas desde 2023, y se estima que uno de cada tres habitantes en el este de Chad es refugiado. Solo en 2025, más de 130.000 personas han cruzado la frontera, muchas huyendo de ataques en El Fasher y los campos de desplazados de Zamzam y Abu Shouk (Sudán).
Un 76% de las personas que huyen han sufrido violaciones graves de derechos humanos, incluyendo violencia sexual, detención arbitraria y reclutamiento forzado. Viven en condiciones críticas, con acceso limitado a servicios esenciales como agua potable y educación (solo el 20% de los niños están escolarizados).
Ahora, la falta de financiación limita la respuesta humanitaria que está dando ACNUR en la región. Tan solo se han conseguido el 30% de los fondos necesarios, dejando a cientos de miles sin atención adecuada, lo que hace urgente una mayor solidaridad internacional para evitar una catástrofe humanitaria.
Los recortes están teniendo repercusiones en la población refugiada en Chad, ya que se han tenido que cerrar programas, escuelas y clínicas que atendían y protegían a mujeres, niños y niñas de la explotación y otras formas de violencia. Un ejemplo de esto es la escuela secundaria del campo de refugiados de Farchana, al este de Chad, donde no hay fondos para pagar los sueldos del profesorado. Más de 8.500 niñas y niños desplazados en todo Chad corren el riesgo de dejar de recibir educación secundaria este año.
Un brote de cólera está golpeando la región. En Chad se han reportado 732 casos sospechosos y 50 fallecimientos hasta el 18 de agosto. Se han registrado en seis distritos pero el mayor número de casos está en Chokoyane, incluyendo el asentamiento de refugiados de Dougui y las aldeas circundantes.
En Sudán, la situación es aún más grave, especialmente en Darfur del Norte. Desde 2024, se han reportado más de 100.500 casos de cólera y más de 2.400 muertes. El hacinamiento, la falta de agua potable (apenas 10 litros por persona al día, muy por debajo del estándar mínimo de emergencia) y las instalaciones sanitarias deficientes están acelerando la transmisión. Muchas personas viven en edificios abandonados sin acceso a servicios básicos.
Se necesita financiación urgente para contener el brote de cólera mediante el refuerzo de servicios de salud, agua, saneamiento e higiene en Chad y Darfur. Además, es prioritario reubicar a miles de refugiados en asentamientos seguros con acceso a servicios básicos para evitar una catástrofe humanitaria.