Chad acoge a miles de personas refugiadas que huyen del conflicto en Sudán, su país vecino. Un conflicto que lejos de terminar se ha recrudecido en las últimas semanas . Una escalada de violencia brutal en El Fasher, capital de la región de Darfur del Norte, ha obligado a miles de personas a huir, mientras muchas otras siguen atrapadas en la ciudad.
Los civiles huyen aterrorizados enfrentándose a extorsiones, arrestos arbitrarios, saqueos, acoso, violencia, detenciones y graves violaciones de derechos humanos por parte de los grupos armados. Las familias que huyen, sobre todo niñas y niños, llegan desnutridos, enfermos y traumatizados.
Chad a pesar de los desafíos a los que se enfrenta, mantiene su política de puertas abiertas y es uno de los principales países de acogida en África.
ACNUR está presente en el país ofreciendo refugio, agua, salud y educación tanto a las personas refugiadas como a las comunidades locales. Ahora, la falta de financiación amenaza la vida de millones de personas. Por favor, colabora y haz que la solidaridad a quiénes más lo necesitan.
Foto: © ACNUR//Nicolo Filippo Rosso.1,2 millones
de personas llegadas desde Sudán (refugiados y retornados).
87 % de personas
recién llegadas son mujeres, niños y niñas.
76% de personas
que huyen ha sufrido violaciones graves de derechos humanos.
Chad alberga a más de 2 millones de personas refugiadas y desplazadas, principalmente provenientes de Sudán, la República Centroafricana y Camerún. Se estima que uno de cada tres habitantes en el este de Chad es refugiado.
Desde abril de 2023, la guerra en Sudán ha provocado la llegada de más de 1,2 millones de personas a Chad, convirtiendo esta crisis en una de las mayores operaciones humanitarias de ACNUR en África. Allí, el gobierno de Chad estableció un equipo nacional de monitoreo, con el apoyo de ACNUR y sus socios, para coordinar la preparación y la respuesta a la llegada de tanta población. La gran mayoría de las personas que huyen han sufrido violaciones graves de derechos humanos, incluyendo violencia sexual, extorsiones, detenciones arbitrarias y reclutamiento forzado.
Ahora, la falta de financiación limita la respuesta humanitaria que está dando ACNUR en la región. Los recortes están teniendo repercusiones en la población refugiada en Chad, ya que se han tenido que cerrar programas, escuelas y clínicas que atendían y protegían a mujeres, niños y niñas de la explotación y otras formas de violencia. Un ejemplo de esto es la escuela secundaria del campo de refugiados de Farchana, al este de Chad, donde no hay fondos para pagar los sueldos del profesorado. Más de 8.500 niñas y niños desplazados en todo Chad corren el riesgo de dejar de recibir educación secundaria este año.
Por otro lado, la población también está sufriendo brotes de cólera y otras enfermedades, aunque la situación está siendo aún más grave en Sudán. Para contener los brotes de enfermedades es esencial reforzar los servicios de salud, agua, saneamiento e higiene en Chad y Sudán. Además, es prioritario reubicar a miles de personas refugiadas en asentamientos seguros con acceso a servicios básicos para evitar una catástrofe humanitaria.
