Este año está siendo el año de las emergencias, de la violencia, de la inseguridad, del caos en algunos lugares de nuestro mundo. Al mismo tiempo, es el año en el que ACNUR tiene más frentes abiertos, situaciones más peligrosas y difíciles, problemáticas más complejas… La crisis de Siria ha desplazado a casi 12 millones de personas, entre ellos son ya 4 los millones de refugiados en los países circundantes a Siria (Turquía, Líbano, Jordania e Irak). Estos países que han dado cobijo durante estos más de 4 años a los refugiados sirios, de manera tan ejemplar y generosa, están dando señales de agotamiento.
El agravamiento de la crisis siria, la falta de expectativas de una pronta solución y regreso, así como el agotamiento de la capacidad de acogida de los países de la región hacen que un número importante de refugiados esté tratando de escapar y de llegar a Europa. Todos estamos viendo las imágenes sobrecogedoras de la destrucción de Siria, de los bombardeos, de las personas que se preparan para enfrentar un invierno con refugios improvisados y con mínima asistencia, así como de los refugiados que tratan de cruzar el Mediterráneo en barcazas totalmente inadecuadas, de miles de refugiados andando por los caminos de Europa, acampando en cualquier lugar, con niños y ancianos, a veces hasta en silla de ruedas. Ya han llegado unas 700.000 personas, una cifra que aunque a priori puede parecer elevada, es mínima si se compara con la población europea de más de 500 millones.
Además, ACNUR está liderando la respuesta humanitaria a esta emergencia en la que está trabajando con la población refugiada saharaui, así como con otras agencias de Naciones Unidas y ONG. En un esfuerzo conjunto, se ha entregado en los campos pan, alimentos frescos y agua potable.
La crisis de Siria sigue provocando destrucción, muertes y la huida de miles de personas a los países vecinos. También hablamos de como el compromiso del sector público y el empresarial respaldando nuestras acciones.