Afganistán es uno de los países más vulnerables al cambio climático y su población sufrelas consecuencias en forma de desastres naturales.
El último de ellos fue el 15 de julio, cuando el temporal de lluvias y las fuertes inundaciones azotaron las regiones central y oriental de Afganistán, afectando a las provincias de Nangarhar, Laghman, Kunar, Nuristan, Panjshir, Kapisa y Kabul. Según funcionarios de la Comisión Provincial de Gestión de Desastres (PDMC) de las autoridades de facto, al menos 37 personas murieron y más de 240 resultaron heridas. Por otro lado, 1.500 niños perdieron sus hogares y 400 casas han quedaron destruidas.
Estas inundaciones en las regiones oriental y central de Afganistán se produjeron cuando el país aún se está recuperando de las inundaciones generalizadas que afectaron a las regiones septentrional, nororiental y occidental en mayo y junio. Las inundaciones anteriores causaron daños y destrucción a más de 10.500 hogares, con más de 60.440 hogares afectados sólo en la región occidental. Estas fuertes lluvias provocaron al menos 240 personas fallecidas, 300 heridas. Las infraestructuras públicas sufrieron graves daños, además de carreteras, puentes, centros sanitarios y escuelas públicas. Además, la Organización Mundial de la Salud y el Grupo de Acción Sanitaria informaron de un aumento de los casos de enfermedades transmitidas por el agua, sobre todo diarrea e infecciones cutáneas, en las regiones afectadas por las inundaciones. La población necesita refugios de emergencia y artículos no alimentarios, suministros médicos, alimentos, dinero en efectivo, agua potable y kits de higiene.
Por otro lado, el 7 de octubre de 2023, un seísmo de magnitud 6,3 hizo temblar la tierra del oeste del país en la provincia de Herat. Las réplicas fueron sucediéndose a lo largo de los días posteriores que siguieren provocando víctimas y daños materiales. Según la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios, el número de muertos alcanzó los 1.300 y 1800 personas resultaron heridas. Más de 19.200 personas se vieron directamente afectadas por los terremotos, 12 pueblos completamente destruidos, 2.500 casas derrumbadas y 8.100 familias (56.700 personas) necesitadas de ayuda.
ACNUR lleva más de 35 años de presencia en Afganistán y está trabajando estrechamente con socios nacionales e internacionales para responder a la situación como parte de una respuesta más amplia.
Afganistán acoge a más de 3,2 millones de personas desplazadas internas y 52.000 refugiadas, además de los 562.400 personas retornadas afganas que han vuelto de Pakistán desde el 15 de septiembre de 2023, tras el anuncio de Pakistán del "Plan de Repatriación de Extranjeros Ilegales".
Tanto en los pasados terremotos como ahora con las inundaciones, ACNUR está presente para evaluar las zonas afectadas y dar respuesta a las necesidades de la población afectada. Con estas últimas inundaciones ofrecen tanto apoyo psicosocial, como asistencia jurídica y dinero en efectivo, además de apoyo material distribuyendo refugios de emergencia, ropa y kits de artículos no alimentarios (mantas, bidones, bombonas de gas, utensilios de cocina, cubos y otros artículos domésticos esenciales)
Afganistán lleva sumido en una crisis humanitaria desde hace muchos años. La violencia, los desastres naturales, la inseguridad alimentaria paralizante (el 45 % de la población padece desnutrición) y la inestabilidad económica es cada vez mayor.
Cuatro décadas de conflictos y violencia han empujado a millones de afganos y afganas al exilio. Afganistán ha sufrido una de las situaciones prolongadas de refugiados más graves del mundo. Irán y Pakistán acogen a casi el 90 % de todos los refugiados afganos registrados aunque desde que el Gobierno de Pakistán anunciara la devolución a Afganistán, a partir del 1 de noviembre de 2023, de los extranjeros indocumentados que residían en el país. Más de 400.000 personas regresaron a Afganistán entre el 15 de septiembre y el 30 de noviembre.
En agosto de 2024 se cumplieron tres años desde que los talibanes llegaran a Kabul, la capital del país, y derrocaran al gobierno afgano. La llegada de los talibanes provocó que una gran parte de la población afgana haya tenido que abandonar sus hogares, y muchas personas permanecen desplazadas dentro del país. Las personas que huyen lo hacen, prácticamente, con lo puesto. No tienen acceso a agua, alimentos ni ropa y viven en refugios improvisados.