3,2 millones
de desplazados internos.
8,2 millones
afganos en países vecinos.
28,3 millones
de personas necesitan ayuda humanitaria y protección.
El país entra en su tercer año consecutivo en condiciones extremas, debido a catástrofes naturales recurrentes como terremotos y por supuesto, la sequía que afecta al 80 % de la población, al declive económico y a las secuelas de décadas de conflicto. El regreso de los talibanes al poder en 2021 provocó un retroceso de los derechos humanos que afecta especialmente a las mujeres. Se les prohibe estudiar y trabajar y están recluídas en casa.
Además, el país atraviesa una profunda crisis económica que ha provocado que el 80% de los hogares afganos hayan visto reducidos sus ingresos, lo que ha traído pobreza y miseria y ha desencadenado una de las peores emergencias humanitarias en la actualidad. Las colas del hambre no dejan de crecer y los hospitales están desbordados por los altos niveles de desnutrición.
Este año 20 millones de personas sufrirán hambre aguda, con 6 millones de personas en niveles de "emergencia" (a un paso de la hambruna), una de las cifras más altas del mundo en términos absolutos. Las tasas de desnutrición siguen siendo extremadamente elevadas, y se prevé que unos 875.000 niños sufrirán desnutrición aguda grave en 2023, y 2,3 millones de niños y 840.000 mujeres desnutrición aguda moderada. Si Afganistán entra en un tercer año de sequía, la situación nutricional podría deteriorarse un 20 % más.
Según la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), dos tercios de la población de Afganistán (unos 28,3 millones de personas) necesita ayuda humanitaria. Sin embargo, la respuesta a la emergencia en Afganistán sigue enfrentándose a una dramática falta de financiación. La catástrofe humanitaria en el país ha dejado de ocupar portadas, pero los afganos siguen necesitando ayuda.
Afganistán ha sido catalogado como el país menos pacífico del mundo. Cuatro décadas de conflictos y violencia han empujado a millones de afganos al exilio. Afganistán ha sufrido una de las situaciones prolongadas de refugiados más graves del mundo, con más de 2 millones de refugiados. Irán y Pakistán acogen a casi el 90 % de todos los refugiados afganos registrados. La guerra en Afganistán ha causado un enorme sufrimiento.
“Millones de personas en Afganistán necesitan que nosotros – gobiernos, organizaciones humanitarias y la ciudadanía – estemos con ellas y mantengamos el rumbo”.
Filippo Grandi, Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados.
La situación se complica año tras año, ya que la pobreza sigue aumentando, las violaciones de los derechos humanos no cesan y la falta de acceso a los servicios esenciales están agravando una situación ya de por sí muy complicada.
En Afganistán, ACNUR está liderando la respuesta humanitaria a la emergencia en Afganistán en materia de protección y refugio. Se están evaluando las necesidades de la población allí donde el acceso está siendo posible, entregando material de emergencia, tiendas de campaña y ayudas económicas de supervivencia a las familias más vulnerables.
ACNUR trabaja para proporcionar ayuda a los millones de afganos desplazados por el conflicto, los refugiados, los solicitantes de asilo y los desplazados internos y refugiados que regresan voluntariamente. La Agencia solicita 613 millones de dólares para ayudar a 7,9 millones de personas en 5 países de acogida: Irán, Pakistán, Tayikistán, Turkmenistán y Uzbekistán. Además, en el Plan de Respuesta Humanitaria interinstitucional para Afganistán 2023, se pretende cubrir las necesidades humanitarias dentro de Afganistán