Ahora que se cumplen 1000 días de la guerra a gran escala en Ucrania, las necesidades de la población civil aumentan en medio de intensos ataques mientras se acerca otro duro invierno.
Las tropas ucranianas están frenando una de las ofensivas más fuertes de Rusia desde el inicio del conflicto, especialmente la región de Donetska. En septiembre se registró el mayor número de civiles muertos y heridos en lo que va de 2024. Continuaron las evacuaciones de personas de las comunidades situadas en primera línea, y el 15 de octubre se anunciaron evacuaciones obligatorias la región de Kharkivska, en la ciudad de Kupiansk, así como en tres comunidades adyacentes.
La escalada de las hostilidades ha incrementado significativamente las necesidades humanitarias en la línea del frente. Se prevé que la población civil, especialmente las comunidades que viven en las zonas colindantes, se enfrente al peor invierno desde el comienzo de la guerra a gran escala en Ucrania, debido al clima extremadamente frío y a una pérdida general del 65% de la capacidad de generación de energía en los últimos meses debido a los ataques contra las infraestructuras.
Desde agosto, unas 170.000 personas se han visto obligadas a huir de sus hogares en el este, muchas evacuadas de las zonas que sufren las hostilidades, sumándose a los casi 4 millones que siguen desplazados dentro de Ucrania y a otros 6,7 millones que han buscado refugio fuera del país.
6,7 millones
de personas refugiadas de Ucrania registradas en todo el mundo.
Casi 4 millones
de personas desplazadas internas en Ucrania.
Más del 40%
de los ucranianos necesitan ayuda humanitaria y protección.
ACNUR está presente en Ucrania desde 1994 y desde el comienzo del conflicto ha estado proporcionando protección y asistencia humanitaria, incluida la reparación de refugios a las personas desplazadas internas y a las afectadas por el conflicto. Además, apoya el establecimiento de centros de acogida, proporciona materiales de primera necesidad y refugios de emergencia y refuerza su apoyo en los puestos fronterizos dentro de Ucrania. Los servicios de protección también siguen siendo de vital importancia, y ACNUR sigue facilitando el acceso a la asistencia jurídica, el apoyo psicosocial y otros tipos de asistencia a las personas en mayor situación de vulnerabilidad. Además, ACNUR tiene en marcha un programa a gran escala de ayudas económicas para que la población desplazada interna puedan cubrir sus necesidades básicas, como pagar el alquiler y comprar comida y artículos de higiene.
El conflicto continúa y el apoyo continuado de la comunidad internacional a la respuesta humanitaria en el país y a los países vecinos que acogen a personas refugiadas sigue siendo fundamental. La población civil está sometida a una inmensa tensión psicológica y física, con bombardeos continuos y ataques selectivos contra las infraestructuras que perturban la vida cotidiana.
En 2024, unos 14,6 millones de personas están necesitando ayuda humanitaria en Ucrania, incluidos 3,6 millones de desplazadas internas por la guerra. Se espera que unos 5,9 millones de refugiados sigan buscando protección en países de toda Europa. Para responder a sus necesidades, ACNUR solicita 993,3 millones de dólares: 599 millones para Ucrania y 394,3 millones para los países de acogida de refugiados. Por eso, sigue siendo esencial la ayuda de socios y donantes para no dejar de dar apoyo a la población que más lo necesita.
El 24 de febrero de 2022 todo cambió para las ucranianas y ucranianos. Ese día comenzó una guerra que, dos años después, todavía no ha llegado a su fin. Los ataques, el miedo, la violencia y la incertidumbre siguen siendo parte del día a día de las personas que siguen viviendo allí. Hay más de 3,6 millones de personas desplazadas dentro del país que han tenido que dejar sus hogares en busca de un lugar seguro. Millones de personas necesitan asistencia y apoyo todo el año. Estas son tan solo algunas historias entre las millones de vidas trucadas.
Foto: © ACNUR/Nikola Ivanovski.
Anton Voitkevich tiene 85 años y nació en Kyselivka, un pueblo de la región de Mykolaiv, al sur de Ucrania. Su pueblo fue ocupado por las fuerzas armadas rusas durante 9 meses. Vivió toda su vida en el pueblo hasta que, durante la batalla por la liberación de Kyselivka, resultó herido por el impacto de un misil. Fue trasladado a un hospital con el fémur roto y fue operado. Regresó al pueblo, donde vive con su esposa Evdokia Voitkevich (también de 85 años). Se dedican a la agricultura a pequeña escala y al cuidado de animales. Su casa quedó casi completamente destruida por los bombardeos rusos. ACNUR, a través de la organización asociada, The Tenth of April (TTA), ha ayudado a reparar su casa y le ha proporcionado un calentador para que puedan mantenerse calientes en invierno.
Foto: © ACNUR/Alina Kovalenko.
Ella es Olena, de 36 años y sus dos hijas Veronika y Elizabeta Julia. Cuando comenzaron las hostilidades, Olena fue evacuada al extranjero, donde dio a luz a su segunda hija, Elizabeta Julia. Su marido, Yevhen, tuvo que quedarse en el país debido a la ley marcial. Cuando Ucrania recuperó la zona, Olena, Yevhen y sus dos hijas regresaron a Borodianka, donde alquilaron un apartamento en el centro de la ciudad. Como su casa fue destruida en marzo de 2022, cuando regresaron a su tierra en agosto de 2023 no pudieron volver a ella. ACNUR instaló en su patio trasero una casa prefabricada para que pudieran instalarse hasta que reconstruyan su hogar, tal y como tienen previsto.