El impacto humanitario de la guerra de los Balcanes El impacto humanitario de la guerra de los Balcanes

El impacto humanitario de la guerra de los Balcanes

Se estima que la guerra de los Balcanes fue el conflicto armado más sangriento desde la II Guerra Mundial, con un saldo de decenas de miles de muertes y...

27 de abril, 2020

Tiempo de lectura: 3 minutos

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Se estima que la guerra de los Balcanes fue el conflicto armado más sangriento desde la II Guerra Mundial, con un saldo de decenas de miles de muertes y millones de refugiados y desplazados que estuvieron muchos años sin poder volver a sus hogares. Aunque no hay cifras oficiales, se estima que las muertes superan la cifra de 130.000 personas y que los desplazados fueron más de 2 millones.

El final del conflicto armado generó una progresiva desintegración de la antigua Yugoslavia, que pasaría a convertirse en Serbia, Croacia, Bosnia y Herzegovina, Eslovenia, Montenegro y Macedonia. Y una vez acabada la guerra de los Balcanes, las Naciones Unidas tomaron cartas para iniciar los procesos de juzgamiento a los responsables por crímenes de guerra.

Más de 160 criminales recibieron su condena por la limpieza étnica en gran parte de Bosnia en 1993, matanzas de hombres y mujeres que fueron catalogadas como crímenes de lesa humanidad y se convirtieron en un genocidio del que aún quedan huellas en la sociedad.

Algunas claves del conflicto

Bosnia, Croacia y Eslovenia, tres estados que formaban parte de Yugoslavia, manifestaron sus deseos de ser estados independientes en 1990, dando inicio a las primeras rispideces con el gobierno central liderado por Serbia. Al año siguiente, croatas y eslovenos declararon unilateralmente la independencia y comenzó oficialmente lo que se conoce como la Guerra de los Balcanes.

Pero sería solo el inicio del conflicto, porque en el año 1992 Bosnia celebró un referéndum de autodeterminación y también proclamó la independencia, iniciándose una guerra civil entre dos bandos: los bosnios que querían separarse de Yugoslavia y lo que querían permanecer dentro, es decir, los bosnio-croatas versus los bosnio-serbios.

El conflicto armado en territorio bosnio fue considerado un genocidio, sobre todo por la denominada masacre de Srebrenica, ocurrida en julio de 1995 y donde fueron asesinadas más de 8.000 personas de religión musulmana, incluidos muchos niños. En 2016, el líder serbobosnio Radovan Karadzic fue condenado a 40 años de prisión como responsable por estas matanzas. Al año siguiente, el militar serbobosnio Ratko Mladic también recibió condena por esta masacre, a través de la cual el Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia lo sentenció a cadena perpetua.

El rol de ACNUR en la guerra de los Balcanes

Tras las graves consecuencias humanitarias de la guerra en la zona de Bosnia, ACNUR puso en marcha una de las operaciones más complejas y de mayor alcance de su historia. Un programa destinado a 3,5 millones de civiles y con servicios casi a diario de aviones de carga con alimentos destinados a Sarajevo, la capital del país.

Desde el inicio de la Guerra de los Balcanes, en 1991, ACNUR fue nombrada como principal agencia humanitaria por el Secretario General de la ONU. Los Acuerdos de Dayton de 1995 que decretaron el inicio del proceso de paz en la región otorgaron a ACNUR “el papel de coordinar a todas las agencias que ayuden en la repatriación” y de encabezar “un plan que permita el pronto, pacífico, ordenado y secuenciado retorno de los refugiados y personas desplazadas”.

La ayuda de ACNUR tras el fin de la guerra de los Balcanes no solo abarcó a refugiados y desplazados internos sino que también llegó a cientos de miles de civiles que fueron afectados por lo que también se consideró como el mayor desplazamiento de personas desde la II Guerra Mundial. Miles de desplazados consiguieron volver a sus hogares y muchos otros no pudieron hacerlo porque todavía seguían abiertas las heridas del enfrentamiento étnico.

Aún hoy, la zona de los Balcanes continúa siendo una ruta de tránsito de miles de refugiados y desplazados producidos por otros conflictos armados. Pero las guerras balcánicas siguen resonando con su huella, sobre todo por la cantidad de minas en zonas fronterizas de Croacia que quedaron sin desactivar y que constituyen un peligro para las personas que transitan por allí.

 

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