Proteger la salud mental es de vital importancia para toda la población, pero, sin duda, la desplazada y refugiada es especialmente vulnerable en este ámbito. Las personas refugiadas se enfrentan a multitud de desafíos, tanto en su país de origen como en el lugar de asilo, y estos factores pueden tener un impacto devastador en su bienestar psicológico y emocional. Los desplazamientos forzosos llevan consigo en muchas ocasiones atrocidades e infinitas dificultades antes de la huida y durante el trayecto. Y cuando llegan a un lugar seguro, se enfrentan a condiciones de vida complicadas unidas a la preocupación de dejar todo atrás y la incertidumbre de futuro. Todo esto puede llevar a una mayor incidencia de trastornos de salud mental y problemas psicosociales. ACNUR trabaja desde sus inicios trabajando e impulsando proyectos relacionados con el apoyo psicosocial y la salud mental.
El concepto de “apoyo psicosocial y para la salud mental” se refiere a cualquier tipo de apoyo local o externo cuyo fin sea proteger o promover el bienestar psicosocial, o prevenir o tratar los trastornos de salud mental. No se limita a un solo sector, sino que se sirve de un enfoque multisectorial en el que intervienen socios de los sectores de salud, educación y protección (protección comunitaria y de la infancia, y violencia de género).
El apoyo psicosocial y para la salud mental es una parte esencial de la respuesta humanitaria de ACNUR, y está estructurado en varios niveles de intervención para abordar las necesidades específicas de las personas refugiadas. Estos niveles van desde la provisión de servicios básicos y seguridad para proteger la dignidad de los más vulnerables, hasta intervenciones clínicas especializadas para aquellos con trastornos mentales graves, como psicosis o trastorno de estrés postraumático. También se ofrece apoyo comunitario y familiar para fomentar la cohesión social, especialmente en situaciones donde las redes de apoyo tradicionales han colapsado.
Además, ACNUR trabaja en conjunto con organizaciones locales e internacionales para asegurar que las personas tengan acceso a servicios esenciales. Este enfoque holístico también implica capacitar a personal no especializado para llevar a cabo intervenciones básicas bajo supervisión, garantizando así un sistema de apoyo sostenible incluso en contextos de emergencia prolongada. Este enfoque no solo reduce el impacto de las condiciones mentales graves, sino que también ayuda a prevenir su aparición a largo plazo, especialmente en niños y jóvenes, que son particularmente vulnerables a los efectos negativos del estrés prolongado. Este sistema integral está diseñado para responder a las diversas y complejas necesidades de las personas refugiadas, destacando que el bienestar psicológico es tan prioritario como las necesidades físicas en contextos de emergencia
En Sevilla, el proyecto "The Crew Together" utiliza el piragüismo como herramienta para fomentar la integración y el bienestar de las personas refugiadas. Esta iniciativa, impulsada por la asociación Dársena Deportiva Sevilla, ayuda a refugiados como Anastasia, quien llegó desde Ucrania tras huir de la guerra. A través del deporte, los participantes no solo mejoran su salud física y mental, sino que también se conectan con su nueva comunidad, superando barreras sociales y lingüísticas.
El proyecto nació en 2023 tras el compromiso de la asociación en el Foro España con los Refugiados, y ha sido un éxito en la inclusión de refugiados de países como Ucrania, Colombia, Senegal, Burkina Faso y Venezuela. El piragüismo, además de ser una vía de integración, ofrece a estas personas una forma de encontrar paz y recuperar un sentido de normalidad en sus vidas tras experiencias traumáticas.
Sediqa Nawrozi es refugiada afgana y trabaja como mediadora intercultural en Fundão, una pequeña localidad del este de Portugal, ayudando a integrarse a personas refugiadas y migrantes. Sediqa trabajaba en una ONG en Afganistán luchando por los derechos de mujeres y niñas vulnerables hasta que, con la llegada de los talibanes al poder, tuvo que abandonar su país. Ahora trabaja para el ayuntamiento de esta ciudad que está despoblándose y necesita gente joven en edad de trabajar. Tanto ella como el resto del equipo de mediadores culturales atienden a personas de diversos países y les ayudan para superar obstáculos administrativos, con el acceso a la documentación, empleo, así como la educación o la atención médica. Parte del trabajo de Sediqa es visitar a las familias o acompañarlas a citas importantes.
Allí han creado en centro de migrantes que acoge a unas 200 personas donde pueden alojarse, tener comida, participar en actividades culturales, etc. Actualmente, el 7 % de los residentes en Fundão son extranjeros que son recibidos con los brazos abiertos porque todos quieren que puedan formar un proyecto de vida allí, recuperándose física y mentalmente, que puedan acceder a una vivienda y tengan un trabajo digno.
En los campamentos de Cox's Bazar y la isla de Bhasan Char, Bangladesh, personas refugiadas rohingyas y bangladesíes locales capacitados por ACNUR ofrecen asesoría y concienciación sobre salud mental. Refugiados como Nur Kalam, es uno de los 100 consejeros comunitarios capacitados por ACNUR (80 de ellos refugiados) que ayudan a sus compatriotas a lidiar con el estrés y la ansiedad a través de técnicas como la Terapia de Adaptación Integrativa. Los voluntarios, en su mayoría rohingyas, organizan sesiones individuales y grupales para abordar problemas de crianza, control de emociones y depresión. Este apoyo es fundamental dado el limitado acceso a la salud mental en Bangladesh y las tensiones propias de la vida en los campamentos.
Este programa de ACNUR llega a más de 150.000 personas refugiadas rohingyas pero, a pesar de los avances, la creciente desesperanza en la comunidad y la reducción de fondos amenazan el progreso logrado. Los refugiados enfrentan un aumento de la violencia, el aislamiento en la isla y la falta de soluciones a largo plazo, lo que afecta su bienestar mental. La reducción de personal voluntario debido a recortes presupuestarios sobrecarga al equipo restante, poniendo en riesgo la detección temprana de problemas de salud mental. Por eso, ACNUR hace un llamamiento para asegurar una financiación sostenida que permita continuar este apoyo vital para la comunidad rohingya.
Una pareja polaca, Władysław y Lena Grochowski, ha destacado por su excepcional apoyo a los refugiados ucranianos tras la invasión de Ucrania en 2022. A través de su negocio inmobiliario y la Fundación Lena Grochowska, han proporcionado alojamiento gratuito a miles de refugiados en sus propiedades, invirtiendo millones de dólares para asegurar que estas personas tuvieran un lugar seguro donde quedarse. La pareja no solo ha ofrecido refugio, sino que ha trabajado para empoderar a los refugiados mediante el empleo, promoviendo la autosuficiencia a través de talleres de cerámica y cafeterías gestionadas por personas refugiadas y con discapacidad.
Su enfoque se basa en la dignidad que, según ellos, se obtiene a través del trabajo y la independencia. Además de ofrecer refugio, los Grochowski han creado oportunidades laborales para que los refugiados puedan reconstruir sus vidas. Este esfuerzo ha sido reconocido con el Premio Nansen para los Refugiados en la región europea, en honor a su impacto humanitario y su contribución a la integración y autonomía de los refugiados en Polonia.