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Aisha tenía sólo 7 años cuando la ataron de pies y brazos para practicarle la ablación con una cuchilla. Desde entonces, ha sido sometida a tal número de atrocidades que cada noche que pasa le cuesta dormir. Hace sólo unos años, cuando la mayor de sus hijas cumplió los 4, la llevaron a sus espaldas para hacerle lo mismo que habían hecho con ella.
La mutilación genital femenina es una práctica contra los derechos humanos de las mujeres que se sigue practicando en muchos países del África subsahariana, a pesar de que en la mayoría de ellos no es una práctica legal.
“No pude salvar a mi primera hija. No lo supe, lo hicieron a mis espaldas. Sangró, sangró mucho. Y estuvo enferma durante meses. Me dijeron que tenía que hacerle lo mismo a mi segunda hija. No lo pude soportar más.”
Aisha, madre y víctima de mutilación genital.
Por suerte, cada vez son más las mujeres que reúnen el valor para llevarse a sus hijas de su país antes de que se las someta a la circuncisión femenina sin su consentimiento. Pero otras muchas vuelven a ser presas cada año de una práctica contra la que hay que luchar. Miles de mujeres como Aisha necesitan nuestro apoyo para poder acabar con la mutilación genital y dar protección a quienes necesitan huir.
Firma para que miles de mujeres y niñas dejen de pasar este sufrimiento innecesario que supone consecuencias para toda la vida y un riesgo de muerte para muchas niñas durante la ejecución.