Shahriyar tiene astigmatismo y el tamaño de su cabeza es mayor que el de los niños de su edad. Pero sus gafas especiales eran demasiado caras para lo que su familia, desplazada por la violencia en Azerbaiyan, podía permitirse. "Somos muy pobres y tenemos poco dinero. Tiene problemas médicos, su cabeza es demasiado grande. Es una vida muy difícil", cuenta su abuela.
Gracias al optometrista japonés Dr. Kanai, Shahriyar se convirtió en uno de los 141 afortunados que recibieron unas gafas especiales a través de ACNUR.
Otros niños como Hasan, desplazado dentro del país con acceso limitado a un oculista, registraron algún tipo de deficiencia visual.
Muchos de ellos ya han recibido gafas con la ayuda de ACNUR, pero necesitamos más ayuda para que todos puedan hacer vida normal, ir al colegio y no registrar mayores problemas en el futuro.