Sudán del Sur es uno de los países más frágiles del mundo. Violencia, inseguridad alimentaria, efectos del cambio climático... hacen que el país viva en una crisis permanente. La reanudación de la violencia está provocando desplazamientos internos y transfronterizos.
Además, las intensas lluvias de julio y agosto han provocado inundaciones que agravan la situación humanitaria y política ya de por sí frágil que vive el país. ACNUR estima que hasta 1,6 millones de personas podrían verse afectadas por inundaciones en 2025.
Su fragilidad, la violencia interna y la llegada de refugiados de su vecino Sudán, unido a su vulnerabilidad al clima extremo, hacen que este país sea y su población necesite ayuda urgente.
2,3 millones
de personas refugiadas y solicitantes de asilo de Sudán del Sur.
1,9 millones
de personas desplazadas internos.
75 %
de la población necesita ayuda humanitaria.
Sudán del Sur enfrenta un nuevo ciclo de inundaciones severas que ha afectado a más de 80.000 personas en julio, con cifras en aumento en agosto. Las intensas lluvias y la crecida de los ríos han causado estragos en los estados de Jonglei y Unity, destruyendo viviendas, escuelas, centros de salud, así como tierras agrícolas y ganado. Esta situación ha incrementado los riesgos para mujeres y niñas desplazadas, mientras que el daño a las infraestructuras dificulta aún más el acceso a la ayuda humanitaria. ACNUR estima que en 2025 hasta 1,6 millones de personas podrían verse afectadas y hasta 400.000 podrían ser desplazadas, especialmente entre septiembre y octubre, cuando se esperan los peores impactos. Se prevé que haya fuertes consecuencias para la seguridad alimentaria, la salud y la protección.
Esta situación ya se vivió en octubre del 2024 con unas inundaciones que afectaron a más de 1,3 millones de personas. El volumen de las precipitaciones de los últimos cuatro años no tiene precedentes y no parece haber señales de que la situación vaya a mejorar. Estas inundaciones unidas a una situación ya de por sí inestable de Sudán del Sur, convierten a la población en extremadamente vulnerable y al país, en uno de los más frágiles e inseguros de África.
La temporada de lluvias y las inundaciones están agravando una situación humanitaria y política ya de por sí frágil en Sudán del Sur. El país ya está lidiando con la llegada de más de 1,1 millones de personas procedentes de Sudán desde que estalló el conflicto en abril de 2023, junto con la reanudación de la violencia entre el gobierno y las fuerzas de la oposición, que ha desplazado internamente a unas 200.000 personas, mientras que más de 149.000 sursudaneses han huido a países vecinos, como Sudán, Uganda, la República Democrática del Congo y Etiopía.
El conflicto en su país vecino también está teniendo consecuencias directas, ya que Sudán era la principal ruta de abastecimiento de la región, por lo que se ha cortado el flujo de alimentos y de otros bienes de primera necesidad desde allí. Esto ha provocado que los precios se hayan disparado en las últimas semanas.
Por otro lado, las personas refugiadas surdanesas que vivían en Sudán se han visto obligadas a huir de nuevo de la violencia y regresar, en su mayoría, al estado de Unity en Sudán del Sur. Desgraciadamente lo que allí se han encontrado es que las inundaciones han arrasado con todo y de nuevo, deben buscar un lugar seguro para asentarse.
“Están regresando a un país que es extremadamente frágil. Estamos muy preocupados por el impacto en las comunidades, particularmente en aquellas que ya están afectadas por el conflicto y el cambio climático”.
Juliette Murekeyisoni, representante adjunta de ACNUR en Sudán del Sur.
Las tensiones entre el gobierno y las fuerzas de la oposición han ido en aumento desde octubre de 2024, cuando el presidente Salva Kiir anunció un aplazamiento de las elecciones presidenciales. Desde marzo de 2025, la escalada de hostilidades (especialmente en el estado del Alto Nilo) y el deterioro general de la seguridad en el país, ha provocado desplazamientos de población tanto dentro como a través de sus fronteras.
En mayo de 2025, un ataque aéreo en Old Fangak, estado de Jonglei, destruyó el único centro médico importante que atendía a más de 40.000 personas, por lo que casi 30.000 se vieron obligadas a huir. Desgraciadamente, en la misma zona otro ataque aéreo cinco días después causó víctimas y desplazó a otras 16.000 personas, la mayoría mujeres y niños.
La situación humanitaria en Sudán del Sur continúa deteriorándose. En junio, más de la mitad de la población de Sudán del Sur se enfrentaba a graves niveles de inseguridad alimentaria. Entre julio de 2024 y junio de 2025, el número de niños menores de cinco años que requirieron tratamiento urgente por desnutrición aguda aumentó de 2,1 millones a 2,3 millones. Una de las regiones más empobrecidas y remotas es la del Alto Nilo, que tiene uno de los peores índices de desnutrición en un país donde el 75% de la población necesita ayuda humanitaria.