Después de casi 14 años de conflicto en Siria, los últimos acontecimientos ocurridos en el país han dado comienzo a una etapa de incertidumbre, pero también han despertado esperanzas de que la mayor crisis de desplazamiento forzado del mundo pueda resolverse. Aunque la situación general de seguridad sigue mejorando y los servicios públicos reanudan su actividad en la mayoría de las gobernaciones, se sigue informando de hostilidades que afectan a varias zonas del país.
ACNUR necesita ayuda para apoyar a las personas desplazadas de Siria, incluidos las desplazadas internas y la población refugiada que puedan regresar a sus hogares en los próximos meses. Seguimos necesitando tu ayuda. Por favor, colabora.
El 27 de noviembre, una ofensiva lanzada por grupos armados de la oposición en el noroeste de Siria se extendió rápidamente a diversas regiones del país, alcanzando días después, la capital, Damasco, provocando la caída del presidente Bashar al Assad, dejando a Siria ante un futuro incierto.
Durante los últimos 14 años de conflicto, cientos de miles de personas han perdido la vida o han resultado heridas, mientras que más de 13 millones de personas se han visto obligadas a abandonar sus hogares, lo que representa la mitad de la población previa a la guerra. De éstas, más de 7 millones permanecen desplazadas dentro del territorio sirio, mientras que más de 6 millones han buscado refugio en otros países, principalmente en Turquía, Líbano y Jordania, aunque también en Europa y otras regiones del mundo.
El 90% de la población de Siria depende de la ayuda humanitaria, debido a los años de conflicto y crisis económica. ¿Qué significa para la población la caída del gobierno de Assad? La respuesta no está clara. El reciente giro de los acontecimientos plantea interrogantes para la población desplazada y refugiada.
Desde el inicio de la ofensiva, aproximadamente un millón de personas han tenido que abandonar sus hogares en zonas como Alepo, Hama, Homs e Idlib, muchas de ellas enfrentándose a un segundo o tercer desplazamiento.
Además, entre septiembre y noviembre, Siria recibió a más de medio millón de personas que huían de ataques aéreos israelíes desde Líbano. De estos, el 60% eran sirios que retornaban, mientras que el resto eran libaneses. Desde la entrada en vigor del alto el fuego entre Israel y Líbano el 27 de noviembre, unas 40.000 personas refugiadas libanesas han regresado a su país.
En medio de esta situación, miles de personas refugiadas han comenzado a regresar a Siria desde Líbano a través del paso oficial de Masnaa y rutas no oficiales. Al mismo tiempo, otros sirios han huido hacia Líbano. También se reportan retornos desde Turquía a través de los pasos fronterizos de Bab al-Hawa y Bab al-Salam, en dirección al noroeste de Siria.
"Ahora todo es muy incierto en Siria. Queremos volver, pero tenemos miedo. Sólo deseo lo mejor para mi país."
Shadia Mohammad Jesm, refugiada siria.
Durante casi 14 años de guerra en Siria, ACNUR ha estado apoyando a las personas refugiadas y desplazadas, y continúa haciéndolo en la que es la mayor crisis de desplazamiento del mundo. Ahora millones de personas refugiadas permanecen a la espera de entender el impacto de lo que está ocurriendo y si la transición de poder se hará de manera pacífica que les garantice un retorno seguro.
Filippo Grandi, Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados ha declarado: “El momento actual representa una oportunidad para avanzar hacia la paz en Siria y permitir que su población comience a regresar a casa. Mientras la situación siga siendo incierta, las personas refugiadas deben evaluar cuidadosamente si es seguro volver”.
ACNUR se compromete a apoyar estos retornos cuando las condiciones lo permitan, pero mientras tanto, las personas refugiadas continuarán requiriendo protección en los países que las acogen. Tanto si las familias permanecen como refugiadas como si deciden regresar, ACNUR estará proporcionando artículos básicos de socorro, asistencia en efectivo, apoyo psicológico y asistencia jurídica. Las personas obligadas a huir recibirán nuestro apoyo, incluso después de su regreso, para garantizar que puedan reconstruirse y recuperarse de su exilio.