A pesar de tratarse de términos etimológicamente parecidos que pueden confundirse a menudo, Islam, islamismo, islamista y musulmán tienen significados muy diferentes. Aclaramos estos conceptos.
Tampoco hay que confundirlo con árabe, que se refiere al pueblo originario de la península arábiga y que habla la lengua árabe. Mientras en los países árabes hay muchas personas que practican el cristianismo, millones de personas practican el Islam en países tanto de Oriente Medio como del Sudeste asiático y del África subsahariana. De hecho, el 80% de los musulmanes no hablan árabe.
El primero se refiere a las creencias y preceptos de la religión antes descrita.
El segundo y, probablemente su acepción más generalizada en los medios de comunicación, es la ideología que subyace al fundamentalismo islámico.
Suele hablarse de “islamismo radical” para referirse a la ideología política proclamada por los yihadistas, que es a su vez un término occidental que se refiere a la tendencia ideológica radical que apoya la guerra santa y el uso de prácticas radicales como el terrorismo.
Estas atrocidades se cobran miles de víctimas cada año, principalmente en los países de Oriente Medio, siendo Siria, Afganistán e Irak los países más afectados por los atentados terroristas.
Mientras el yihadismo proclama la yihad en el nombre de Alá y la religión del Islam, millones de musulmanes luchan cada día para desvincular ambos conceptos. En ciudades de todo el mundo, millones de musulmanes se han manifestado contra el terrorismo y cadenas de televisión de Oriente Medio han lanzado campañas que gritan alto y claro: “No en mi nombre” ante la violencia ejercida por los radicales.