Un abrazo es algo aparentemente sencillo. Un gesto al que no damos apenas importancia en nuestro día a día y que, probablemente, no valoramos lo suficiente. Un abrazo de alguien a quien quieres, que te importa de verdad. Algo tan simple es un mundo para una persona refugiada. Alguien que se ha visto forzada a huir de su hogar, casi con lo puesto, alejándose de los suyos, despidiéndose con un abrazo que no sabe si va a volver a dar.
En esta época del año en la que solemos reunirnos con nuestros seres queridos, es momento de recordar que millones de personas en el mundo no pueden hacerlo. Ayúdanos a hacerles llegar un poco de la suerte que tenemos. La suerte de la solidaridad.
114 millones
de personas desplazadas en el mundo.
El 41 %
de la población obligada a huir son niñas y niños.
1 de cada 74
personas en el mundo se vio obligado a huir de sus hogares.
Nadie quiere ser refugiado. Todas y cada una de las personas refugiadas que hay en el mundo no eligieron serlo, se vieron obligados a huir para salvar sus vidas. Se estima que hay más de 114 millones de personas refugiadas y desplazadas en el mundo que necesitan ayuda. No podemos dejar que caigan en el olvido y tenderles una mano les ayudará a tener un futuro más esperanzador.
Los campos y la asistencia de ACNUR permite a millones de personas llevar una vida relativamente normal y cubrir sus necesidades básicas. ACNUR, como agencia líder en la protección de refugiados, lleva 70 años dando refugio, mantas, agua, alimentos y servicios básicos a las personas que han perdido todo y han quedado desarraigadas.
“Las personas en todo el mundo siguen dando muestras de una excepcional hospitalidad hacia las personas refugiadas, ayudando y ofreciendo protección a quienes la necesitan pero hace falta mucho más apoyo internacional y que se compartan las responsabilidades de manera más equitativa, sobre todo con los países que han dado acogida al mayor número de personas desplazadas en el mundo”.
Filippo Grandi, Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados.