Aunque las llegadas de personas refugiadas por el Mediterráneo descienden desde la crisis de 2015, las rutas y las condiciones en las que se embarcan son cada vez más peligrosas, aumentando la mortalidad del camino. Al otro lado del mar, Libia se ha convertido en una trampa mortal desde donde ACNUR ha evacuado a cientos de mujeres, niñas y niños han sufrido torturas, abusos, tráfico sexual y esclavitud.
En la huida, se enfrentan a situaciones inhumanas, como los rescatados por el Aquarius sin poder desembarcar durante días. Naufragios, islas abarrotadas y cientos de niños y niñas que llegan solos hasta la costa son la muestra más evidente de que esta crisis olvidada continúa.
Las guerras y conflictos activos en África y Oriente Medio dejan a muchos menores huérfanos o separados de sus padres durante la huida. A veces son incluso sus propias familias quienes les incitan a huir para escapar de ser reclutados como soldados, explotación infantil o esclavitud. No saben si les volverán a ver a lo largo de su vida.
Todo ello se ve reflejado en el Mediterráneo, desde donde cada vez más menores llegan solos hasta el continente. En Italia, el 91% de los niños que llegaron en 2017 lo hicieron sin ningún adulto. La mayoría desde Guinea, Costa de Marfil, Gambia, Eritrea y Bangladesh, un camino desde el otro lado del globo.
Unas 2.275 personas murieron o desaparecieron cruzando el Mediterráneo en 2018, a pesar de la importante caída en el número de llegadas a las costas europeas. En total, llegaron a Europa 139.300 refugiados e inmigrantes, el número más bajo en cinco años. Una cifra menor que la de 2016, el año más mortífero de la historia.
3.536 niños no acompañados llegaron por mar a Italia en 2018, el 15% del total de llegadas. El 75% de los niños y jóvenes que atravesaron el mediterráneo central sufrió alguna forma de explotación.
Migrantes y refugiados toman caminos cada vez más peligrosos, desde Libia o Túnez hasta Italia, la calidad de las embarcaciones empeora y el número de personas a bordo resulta excesivo. El número de naufragios no deja de crecer y los refugiados sirios siguen siendo mayoría. Llegar a Europa, por mar o por tierra, se ha convertido en su única escapatoria.
Llevar material de emergencia y conseguir las condiciones básicas de seguridad es la principal meta de ACNUR en el Mediterráneo.
13.700
Refugiados recibieron formación y clases de idiomas en 2017
1.270
Refugiados obtuvieron formación para emprender y ACNUR ayudó a otros 90 a legalizar sus negocios
La desesperación y la falta de esperanza han llevado a muchos sirios a tomar el peligroso camino hacia Europa, con la expectativa de encontrar seguridad, dignidad y un futuro. Se necesitan urgentemente soluciones para los refugiados sirios que alivien el esfuerzo de los países de acogida y provea de una alternativa a las redes de tráfico de personas que están haciendo negocio con la desesperación de los refugiados.
Flippo Grandi, Alto Comisionado de ACNUR.