Esta es la situación a la que se enfrentan millones de personas refugiadas durante el invierno. De diciembre a marzo las temperaturas podrían ser inferiores a 15 grados bajo cero en algunas zonas en las que hay población que ha tenido que huir de sus hogares por la violencia.
Siria, Irak, Afganistán son algunos algunos de los países que más sufren las consecuencias de las temperaturas extremas. Pero también Ucrania, que sigue viviendo una guerra y la población sigue sufriendo este conflicto y, ahora también el frío.
Los más vulnerables ante estas temperaturas y las consecuencias de la violencia de dichos países, son los niños y niñas que viven en refugios y tiendas de plástico y que pueden morir de frío.
Para evitar la posibilidad de hipotermia, ACNUR facilita aislantes para las tiendas y refugios, mantas térmicas, lámparas solares, termos y calefactores para las personas refugiadas.