Una de las formas más efectivas en que las personas pueden reconstruir sus vidas con dignidad y en paz tras huir de la guerra y la persecución es a través de la oportunidad de trabajar para ganarse la vida. Sin embargo, en alrededor del 50 % de los países de asilo, a las personas refugiadas no se les permite trabajar. Muchos acaban trabajando en la economía informal, donde corren el riesgo de explotación, discriminación, detención y otros abusos.
En Etiopía, ACNUR promueve el derecho la población refugiada y las comunidades de acogida de las regiones de Gambella y Assosa a acceder a oportunidades de trabajo y a medios de vida sostenibles. A través de la formación y el apoyo al emprendimiento, entre otras actividades, ACNUR contribuye a que personas como Nyarok, la artesana refugiada, puedan alcanzar la resiliencia y empoderarse para dar forma a su futuro.