A medida que las temperaturas descienden drásticamente miles de familias refugiadas y desplazadas se enfrentan a un nuevo desafío: el invierno.
En Siria, las familias regresan y encuentran sus hogares reducidos a escombros.
En Afganistán, millones de personas retornan tras décadas de conflicto, colapso económico y terremotos.
En Ucrania, las vidas y hogares siguen siendo destruidos por la guerra.
Y en países como Jordania, Líbano o Moldavia, miles de personas aún viven lejos de casa, en refugios precarios.
Tiendas de campaña con goteras, casas bombardeadas sin ventanas ni calefacción, techos sin aislamiento… Para quienes han huido de la guerra, la violencia o los desastres naturales, el frío puede ser la diferencia entre la vida y la muerte.
A pesar de que la falta de financiación humanitaria global está cayendo en picado y que 11,6 millones de personas podrían quedarse sin el apoyo que necesitan para protegerse del invierno, ACNUR trabaja de manera incansable para hacer llegar toda la ayuda que sea posible. Lleva todo el año sobre el terreno y nuestro personal está trabajando desde los almacenes en la preparación del material de invierno que se enviará en los próximos meses. Ahora, más que nunca, necesitamos tu ayuda para llegar a tiempo. No podemos fallarles. Por favor, colabora.
Ella es Nadiia y vive en Zaporizhia (Ucrania). Tiene 80 años y cuida de su hijo con discapacidad. Sonríe porque a pesar de vivir bajo las bombas y, ahora, el frío, ha recibido una nueva calefacción y kit de aislamiento térmico en las ventanas por parte de ACNUR. Gracias a esto, su invierno, será un poco más soportable.