A lo largo de 2024, ACNUR movilizó a sus equipos en todo el mundo para enfrentar nuevas emergencias humanitarias que obligaron a millones de personas a huir, al tiempo que continuó brindando asistencia vital y buscando soluciones a desplazamientos prolongados y crisis cada vez más graves.
Desde el apoyo en emergencias como las hostilidades en Líbano, la violencia de bandas en Haití, inundaciones en Brasil, Afganistán y África, la respuesta al brote de Mpox, hasta el tratamiento de crisis prolongadas en la República Democrática del Congo, Myanmar, Sudán y Ucrania, ACNUR se mantuvo al frente de la acción humanitaria. En total, gestionó 43 emergencias activas en 25 países, incluidas 26 nuevas declaradas en 2024 y siete clasificadas como nivel 3, las más graves.
Las crisis climáticas también se multiplicaron, subrayando la creciente amenaza del cambio climático para las poblaciones desplazadas. Al finalizar junio, 122,6 millones de personas estaban desplazadas, un aumento del 5 % respecto a 2023. A pesar de contribuciones superiores a 4.800 millones de dólares, un déficit de financiación de 5.400 millones dejó necesidades críticas sin cubrir, resaltando la urgencia de mayor solidaridad y fondos flexibles para sostener operaciones esenciales y proteger a los más vulnerables.
Se entregaron 5,1 millones de materiales de emergencia que beneficiaron a 5,7 millones de personas.
"La responsabilidad hacia los refugiados es y seguirá siendo compartida. Necesitamos más financiación y que sea más flexible para que podamos seguir siendo ágiles y responder a las necesidades de todos los desplazados forzosos y apátridas por igual, sin distinción."
Filippo Grandi, Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados.