Las prácticas comunes de generación y consumo de energía en contextos de desplazamiento a menudo provocan daños al medio ambiente y exponen a las personas refugiadas, especialmente a las mujeres y las niñas, a numerosos riesgos.
En Etiopía, las personas refugiadas que viven en los campos de Gambella y Assosa, dependen de los recursos naturales para cocinar e iluminar el hogar. El alto consumo de leña causa una deforestación masiva. Entre otras cosas, esto hace que las mujeres y niñas refugiadas tengan que viajar largas distancias en busca de leña, exponiéndolas a riesgos de violencia de género y acoso.
Una de las formas en las que ACNUR aborda este problema es a través de la distribución de cocinas mejoradas para la preparación de alimentos. Estas cocinas consumen dos veces menos leña que las prácticas tradicionales, reduciendo el impacto ambiental negativo y el tiempo que las mujeres dedican a la recolección de leña.