Desde que el 15 de abril estallaran los combates en Sudán, más de 4,5 millones de personas se han visto obligadas a abandonar sus hogares en busca de un lugar seguro. Personas que han huido de la violencia, la mayoría mujeres, niños y niñas que viajan con lo puesto asustados y desprotegidos en transportes precarios o directamente a pie durante cientos de kilómetros. Estas personas necesitan protección, seguridad y ayuda humanitaria de manera urgente. ACNUR se lo brinda pero necesita medios para poder financiar su labor tanto en Sudán como en los países vecinos de acogida. Tu colaboración es vital.
4,5 millones
personas desplazadas que han huido a un lugar seguro.
3,4 millones
desplazados internos en Sudán.
917.000
personas refugiadas, solicitantes de asilo y retornados recién llegados.
*Las cifras crecen a diario. Estos son datos a 7 de agosto.
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El 15 de abril estallaron los conflictos entre las Fuerzas Armadas Sudanesas (SAF) y las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) en Jartum, la capital de Sudán. Las SAF son unidades del ejército leales al general Abdel Fattah al-Burhan, jefe del Consejo soberano de Sudán, que gobierna el país durante la transición, y las Fuerzas de Apoyo Rápido, están dirigidas por el general Mohamed Hamdan Dagalo, jefe adjunto del Consejo.
Se estima que hay más de 4,5 millones personas que ya han huido de Sudán a los países vecinos, entre refugiadas sudanesas y sursudanesas que regresan prematuramente a sus hogares y otras que fueron refugiadas en Sudán. La mayoría de los recién llegados son mujeres y niños. Las necesidades más urgentes son agua, alimentos, refugio, asistencia sanitaria, artículos de socorro, prevención de la violencia de género y apoyo psicosocial.
Desde el inicio de los enfrentamientos han muerto más de 4.000 personas, entre ellas cientos de civiles, según la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos. Esta cifra incluye a 28 trabajadores humanitarios y sanitarios y a 435 niños y se cree que el número real de víctimas es mucho mayor. La situación cada vez es más dramática, especialmente por el deterioro de la atención sanitaria dentro del país. Esto se debe al aumento de los ataques a las instalaciones sanitarias, según ha informado la OMS, junto a la falta de medicamentos esenciales y de personal, que está poniendo a prueba la capacidad de proporcionar incluso los servicios básicos.
Del 15 de mayo al 17 de julio, más de 300 personas murieron por desnutrición y sarampión en Sudán, la mayoría niños menores de 5 años. Además, se han registrado más de 8.400 casos de desnutrición en Sudán y Chad.
Sudán pertenece a la región del África subsahariana, donde se encuentran algunos de los países más necesitados del mundo. Antes de que estallaran los enfrentamientos, Sudán, albergaba a más de un millón de refugiados de otros lugares, de manera generosa. El país suministraba alimentos y combustible a otros vecinos, pero este conflicto ha interrumpido esto y ha provocado una gran escasez y una subida drástica de los precios de artículos de primera necesidad.
Esto ha empeorado dramáticamente la situación y ha aumentando las necesidades humanitarias del país y de la región. Esta crisis de abastecimiento y de suministros se une al hambre y a la sequía que imperan en la región. Estos países son los grandes olvidados del mundo y no podemos dejar que esto continúe.
ACNUR ya ha informado del empeoramiento de las condiciones sanitarias dentro de Sudán y a través de las fronteras, alertando de que la situación es insostenible, ya que las necesidades superan con creces lo que se puede ofrecer con los recursos disponibles. En el estado del Nilo Blanco, la falta de medicamentos esenciales, personal y suministros está obstaculizando gravemente los servicios de salud y nutrición en los 10 campos de refugiados, a los que han llegado más de 144.000 nuevos refugiados desplazados de Jartum desde que comenzó el conflicto, que se suman a los miles de refugiados sursudaneses y a las comunidades locales que acceden a las mismas clínicas. Los servicios de salud mental y apoyo psicosocial también son prácticamente inexistentes.
ACNUR trabaja desde el inicio del conflicto con los gobiernos de acogida y sus socios para revisar los planes de contingencia, llevar a cabo actividades de preparación y puesta en marcha de vigilancia de las fronteras y distribución de suministros esenciales, incluidos kits de artículos no alimentarios. También se quiere apoyar a los países de acogida para garantizar la protección internacional de quienes lo necesiten, proporcionar asistencia humanitaria, identificar a los más vulnerables y proporcionarles servicios especializados.
Foto: Colin Delfosse
ACNUR centra su ayuda en cuatro ejes principales:
"Las necesidades humanitarias y de protección aumentan día a día sin que haya indicios de tregua".
Martha Ama A. Poebee, subsecretaria general del Consejo de Seguridad de la ONU.