La educación superior transforma la vida de las personas desplazadas de una manera muy profunda, les permite prosperar y labrarse su propio futuro sin depender de la ayuda humanitaria. En el caso de las mujeres, además, les proporciona la base para participar en la sociedad en condiciones de igualdad con los hombres. Cuanto mayor sea el nivel educativo que consigan alcanzar, mayores serán los beneficios para ellas y para sus comunidades.
Cada euro destinado a la educación de una persona desplazada tiene un efecto multiplicador porque prepara el camino para el empleo, fomenta la autosuficiencia y ayuda a las personas a desarrollar su potencial y contribuir con sus comunidades de acogida.
Un año de beca universitaria completa cuesta 2800 €. Esta inversión cambiará su vida para siempre.
La educación no es solo un derecho humano básico; es también un refugio para huir del trauma y una oportunidad para construir un futuro seguro y digno. Tú puedes dar una nueva oportunidad a mujeres jóvenes que carecen de casi todo, pero tienen lo más importante: las ganas de luchar por un futuro mejor.
* Cada beca incluye tasas de matriculación, gastos de viajes, alojamiento, libros, comida, uniformes y costes administrativos.
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La solución

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La educación superior de las jóvenes refugiadas

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