Cerca de mil personas han muerto y otras tantas están heridas debido a un terremoto de 6,1 grados de magnitud en el sureste de Afganistán. Esta catástrofe agrava aún más la delicada situación del país, que ya sufrió otros dos terremotos el pasado mes de enero, atraviesa por una crisis de desplazamiento forzado, tiene la economía al borde del colapso y sufre las consecuencias de una grave sequía. La población afgana está al límite. ¡Envía ayuda urgente!
Fuentes de ACNUR han confirmado que además de los desplazados internos y los retornados, también hay unos 67.000 refugiados de Pakistán asentados en la zona de Khost/Paktika.
Muchas infraestructuras clave, como algunas carreteras y parte de la red eléctrica, también han resultado dañadas.
Las personas afectadas necesitan urgentemente atención médica y psicológica, refugios, agua, comida y material de emergencia. Muchas familias afectadas están siendo acogidas por parientes y otros miembros de sus comunidades. Otras, sin embargo, están viviendo a la intemperie y están expuestas a la fuertes lluvias y el frío inusuales en la zona, que se prevé que continúen en las próximas horas.
ACNUR responde
ACNUR ha desplegado equipos en la mayoría de las áreas afectadas en las provincias de Pakitika y Khost desde la oficina que tiene en terreno, en Gardez. Actualmente, los trabajos se centran en la búsqueda y rescate de supervivientes. Se teme que el número de víctimas aumente si no se actúa con rapidez. ACNUR está enviando suministros y equipos para asistir a las personas afectadas en colaboración con sus socios humanitarios.
El plan inicial es enviar suministros para 600 hogares (unas 4.200 personas), como tiendas de campaña, lonas de plástico, mantas, juegos de cocina y lámparas solares.
La situación en Afganistán ya era increíblemente grave. Más de la mitad de la población depende de la ayuda humanitaria para sobrevivir. Hay más de 3,5 millones de desplazados internos que viven en asentamientos improvisados en condiciones difíciles. Millones de personas en el país luchan por sobrevivir en medio de los crecientes niveles de pobreza y hambre, con los servicios sociales al borde del colapso.
ACNUR está presente en Afganistán desde hace más de 40 años. En lo que va de año, alrededor de un millón de afganos desplazados y sus comunidades de acogida han recibido ayuda, pero las necesidades son enormes.