Los temporales, tormentas e inundaciones en Siria y países vecinos han dejado a muchas familias desprotegidas en refugios de plástico o aluminio. Más de siete años de guerra dejan al país sin infraestructuras y hace cada vez más difícil acceder a los recursos básicos. Este invierno, al menos 32 niños han muerto a causa del frío en el norte de Siria.
El precio del combustible para calefactores y la falta de aislamiento hacen que muchas de las personas más vulnerables, como niños y ancianos, no puedan protegerse del frío, pero hay algo que podemos hacer: llevar una manta a cada familia.
ACNUR prepara mantas y material de aislamiento para entregar en las zonas más frías. Sin embargo, los fondos para Siria escasean cada vez más. Este año, solo se han recaudado el 38% y urge enviar más ayuda y mantas para niños y otras personas especialmente vulnerables.