Miles de familias han tenido que huir de su hogar
Sobre un suelo de lodo que aún conserva la humedad de las lluvias del monzón, miles de familias han empezado a construir su hogar. Apenas un poco de madera y una lona de plástico que les aísla de la lluvia, el viento y el sol después de que sus casas y aldeas hayan sido convertidas en polvo y ceniza. “Vi mi casa ardiendo, la gente corriendo. No pudimos coger nada”, cuenta Bushara.
Con 15 € puedes enviar una lona para proteger a 1 familia
Ahora, Bushara está feliz de estar a salvo en su refugio junto a su pequeño, pero miles de refugiados siguen llegando y necesitan una lona bajo la que pasar el invierno.