Emergencia en Sudán: envía ayuda Emergencia en Sudán: envía ayuda

Emergencia en Sudán: envía ayuda

Sudán necesita tu ayuda

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La crisis de desplazamiento más grave del mundo

Se cumplen dos años del conflicto que ha dejado casi 13 millones de desplazamientos forzosos y cerca de 4 millones de personas refugiadas que han cruzado las fronteras a países vecinos. La mitad de las personas que huyen son mujeres, niñas y niños, que cuentan haber sufrido violencia sexual sistemática y otras violaciones de derechos humanos, además de haber sido testigos de matanzas masivas.

La población no solo está sufriendo la guerra sino también el hambre, los efectos de la crisis climática, las enfermedades y, ahora, la crisis de financiación humanitaria existente.

Esta es una emergencia poco visible en los medios de comunicación, pero en la que millones de personas necesitan protección y asistencia humanitaria de forma urgente. ACNUR está brindando toda la ayuda posible, pero se necesitan más medios para poder seguir adelante, tanto en Sudán como en los países vecinos que están acogiendo a las personas que huyen.

Por favor, colabora ahora con nosotros enviando tu ayuda, cada gesto cuenta.

Las cifras del conflicto:

12,7 millones

de personas desplazadas forzosamente.

8,5 millones

de personas desplazadas internas en Sudán.

3,8 millones

de personas refugiadas en los países vecinos.

2 años de conflicto

El 15 de abril de 2023 comenzaron los combates entre el ejército sudanés y las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) que han llevado al país a una de las peores crisis humanitarias del mundo, provocando el desplazamiento de casi 13 millones de personas. Lejos de remitir, el conflicto está provocando el sufrimiento de millones de familias y está dejando un futuro incierto para todas ellas.

Las Fuerzas Armadas sudanesas han recuperado Jartum que estaba en manos de las RSF, pero los combates continúan en Darfur y otros lugares. Los ataques del 11 de abril en los campos de desplazados internos de Zamzam y Abu Shouk, así como en las localidades de Al Fasher y Um Kadada, causaron la muerte de más de 300 civiles. Zamzam y Abu Shouk son algunos de los mayores campos de desplazados de Darfur, y albergan a más de 700.000 personas que han huido de la violencia a lo largo de los años.

Además de la violencia, otra de las grandes preocupaciones es el hambre que ha alcanzado niveles catastróficos en Sudán, con hambruna confirmada en 10 zonas y 17 más en riesgo, según el Programa Mundial de Alimentos. Aproximadamente 24,6 millones de sudaneses, más de la mitad de la población, padecen hambre extrema. Los niños se encuentran entre los más afectados por la guerra en general, ya que el número de víctimas infantiles ha aumentado un 83% en comparación con principios de 2024 y el número de niños que necesitan ayuda humanitaria se ha duplicado hasta alcanzar los 15 millones.

La situación cada vez es más dramática, también por el deterioro de la atención sanitaria dentro del país que hace que los hospitales estén desbordados, enfrentando necesidades urgentes de alimentos, agua y atención médica. Las tasas de desnutrición y el riesgo de cólera han aumentado significativamente, mientras que las instalaciones de saneamiento y salud no son suficientes. En Sudán, la tasa de letalidad del cólera supera los umbrales de emergencia, y hay escasez de vacunas y suministros médicos esenciales.

Al conflicto armado y el desbordamiento de los sistemas de salud se le une el impacto climático que existe en el país que sufre largas temporadas de sequía y lluvias torrenciales que provoca graves inundaciones y desplazamiento de la población.

Foto: © ACNUR/Ying Hu.

Un éxodo sin precedentes

La violencia en el país ha hecho que más de 3,8 millones de personas hayan huido a otros países. Sudán es ahora el país africano que tiene el mayor número de personas refugiadas y es que uno de cada trece refugiados en el mundo es sudanés. Y, a pesar de la falta de financiación humanitaria existente y de las dificultades que ya tienen de por sí la mayoría de los países de acogida, estos han abiertos sus fronteras y las comunidades locales están compartiendo los escasos recursos de los que disponen.

La mayoría van a países vecinos como Egipto, Sudán del Sur, Chad, Libia, Etiopía, la República Centroafricana, pero también llegan a otros más lejanos como Uganda. De hecho, el 75% de los refugiados sudaneses que huyen del conflicto residen en Chad y Egipto. Allí se les ha dado protección y están garantizando que los niñas y niñas puedan ir a la escuela, dando derecho a trabajar a los adultos para que puedan contribuir a las comunidades que les acogen. Otros países como Etiopía, Uganda, República Centroafricana o Libia están mostrando su apoyo a las personas refugiadas reforzando los servicios sociales existentes, proporcionando documentación a las recién llegadas o asignándolas tierras agrícolas, entre otras cosas.

La respuesta de ACNUR

ACNUR trabaja desde el inicio del conflicto con gobiernos de acogida y socios para revisar los planes de contingencia, llevar a cabo actividades de preparación y puesta en marcha de vigilancia de las fronteras y distribución de suministros esenciales. Se quiere apoyar a los países de acogida para garantizar la protección internacional de quienes lo necesiten, proporcionar asistencia humanitaria, identificar a los más vulnerables y proporcionarles servicios especializados.

Foto: © ACNUR/Reason Moses Runyanga.

ACNUR centra su ayuda en estos ejes principales:

Protección

  • Defensa para garantizar el acceso al asilo y la protección.
  • Reubicación de los refugiados de las zonas fronterizas a asentamientos y lugares designados.
  • Registro biométrico y expedición de documentación.
  • Identificación y apoyo a los más vulnerables, incluidos los niños separados y no acompañados.

Bienestar y necesidades básicas

  • Suministro de alojamiento y artículos no alimentarios.
  • Apoyo específico para hacer frente a la malnutrición.
  • Suministro de ayuda en efectivo polivalente.

Soluciones

  • Apoyo a las iniciativas locales de inclusión e integración.
  • Ayuda a los profesionales cualificados para que se reconozcan sus credenciales y se incorporen al mercado laboral.

Desde que comenzara el conflicto, ACNUR todavía no ha conseguido recaudar lo necesario para poder brindar la ayuda que necesita la población. Por eso, es clave tu colaboración para lograrlo.