El conflicto que comenzó en abril de 2023 ha provocado más de 12,8 millones de desplazamientos forzosos y más de 23.000 víctimas mortales. La mayoría de las personas que huyen son mujeres y niños en situación crítica. La población no solo está sufriendo la guerra sino también el hambre, los efectos de la crisis climática y las enfermedades.
Esta es una emergencia poco visible en los medios de comunicación, pero en la que millones de personas necesitan protección y asistencia humanitaria de forma urgente. ACNUR está brindando toda la ayuda posible, pero se necesitan más medios para poder seguir adelante, tanto en Sudán como en los países vecinos que están acogiendo a las personas que huyen.
Por favor, colabora ahora con nosotros enviando tu ayuda, cada gesto cuenta.
12,8 millones
de personas desplazadas forzosamente.
8,8 millones
de personas desplazadas internas en Sudán.
3,7 millones
de personas refugiadas en los países vecinos.
Desde abril de 2023, los combates entre el ejército sudanés y las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) han dejado más de 23.000 muertos y provocado un éxodo masivo de casi 13 millones de desplazados, incluidos más de 3 millones que han cruzado fronteras. La crisis afecta gravemente a la mitad de la población, que requiere asistencia humanitaria urgente.
Entre el 31 de enero y el 5 de febrero, la intensificación de los combates se cobró la vida de al menos 275 civiles en todo Sudán, desencadenando desplazamientos masivos. El 12 de febrero, las RSF atacaron el campo de desplazados internos de Zamzam, en Al Fasher, matando a 30 civiles e hiriendo a más de 100. El campo ha sufrido repetidos asaltos, y la hambruna se confirmó allí en agosto de 2024.
La situación cada vez es más dramática, especialmente por el deterioro de la atención sanitaria dentro del país que hace que los hospitales estén desbordados, enfrentando necesidades urgentes de alimentos, agua y atención médica. Las tasas de desnutrición y el riesgo de cólera han aumentado significativamente, mientras que las instalaciones de saneamiento y salud no son suficientes. En Sudán, la tasa de letalidad del cólera supera los umbrales de emergencia, y hay escasez de vacunas y suministros médicos esenciales.
Al conflicto armado y el desbordamiento de los sistemas de salud se le une el impacto climático que existe en el país que sufre largas temporadas de sequía y lluvias torrenciales que provoca graves inundaciones y desplazamiento de la población.
"La comunidad internacional debe intensificar su ayuda, no sólo para garantizar que la ayuda de emergencia y la protección vital puedan continuar sin interrupciones, sino también para poner fin a la violencia y restablecer la paz en Sudán".
Filippo Grandi, Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados.
La violencia en Sudán ha creado la peor crisis humanitaria del mundo en décadas y ha provocado que más de 3,7 millones de personas que se han visto obligadas cruzar la frontera a otros países. Uno de los países que está recibiendo refugiados sudaneses es Chad que solo en sólo en enero recibió más de 16.000 refugiados sudaneses. La mayoría son mujeres y niños, y hasta un 71 % de los que llegan reportan haber sufrido violaciones de derechos humanos en Sudán mientras huían. Asesinatos a adultos y niños, violaciones, casas saqueadas... todas las personas llegan aterrorizadas después de haber vivido situaciones horribles. Chad acoge ya a más de 1,1 millones de personas sudanesas.
Por su parte, Egipto es el país que más refugiados sudaneses acoge, llegando a 1,2 millones de personas. Allí se les ha dado protección y están garantizando que los niñas y niñas puedan ir a la escuela, dando derecho a trabajar a los adultos para que puedan contribuir a las comunidades que les acogen.
Otros países como Etiopía, Uganda, República Centroafricana o Libia están mostrando su apoyo a las personas refugiadas reforzando los servicios sociales existentes, proporcionando documentación a las recién llegadas o asignándolas tierras agrícolas, entre otras cosas.
La mayoría de las personas que han huido son mujeres, niñas y niños que, en la mayoría de las ocasiones, huyen con lo puesto, sin prácticamente nada, recorriendo kilómetros en transportes precarios o a pie. Sus necesidades más urgentes son agua, alimentos, refugio, asistencia sanitaria, artículos de socorro, prevención de la violencia de género y apoyo psicosocial.
ACNUR trabaja desde el inicio del conflicto con gobiernos de acogida y socios para revisar los planes de contingencia, llevar a cabo actividades de preparación y puesta en marcha de vigilancia de las fronteras y distribución de suministros esenciales. Se quiere apoyar a los países de acogida para garantizar la protección internacional de quienes lo necesiten, proporcionar asistencia humanitaria, identificar a los más vulnerables y proporcionarles servicios especializados.
ACNUR centra su ayuda en estos ejes principales:
Desde que comenzara el conflicto, ACNUR todavía no ha conseguido recaudar lo necesario para poder brindar la ayuda que necesita la población. Por eso, es clave tu colaboración para lograrlo.