En el mundo hay más de 56 millones de mujeres y niñas desplazadas forzosas. Desgraciadamente, solo por el hecho de ser mujeres, tienen muchos más riesgos en su huida, ya que pueden sufrir mutilación genital femenina, caer en redes de tráfico sexual, de ser forzadas a casarse, secuestradas o violadas. Por otro lado, cuando surge un conflicto armado se produce una separación de la familia porque normalmente los hombres tienen que quedarse a luchar y son las mujeres las que huyen con sus hijos y deben hacerse responsables solas del cuidado familiar.
Desgraciadamente, en tiempos de guerra, la violencia sexual se ha convertido en un arma cruel y devastadora. Miles de mujeres y niñas refugiadas y desplazadas son víctimas de violaciones sistemáticas utilizadas como estrategia de terror, opresión y destrucción de comunidades. El 70% de las mujeres en conflictos, guerras y crisis humanitarias experimentan violencia de género y, la violencia sexual y el acoso, forma parte de este tipo de crueldad contra la mujer.
Esta situación está muy presente en lugares como la República Democrática del Congo donde la violencia sexual ha sido una de las características más atroces del conflicto armado que está viviendo el este del país. Tanto es así que Goma, capital de la provincia de Kivu del Norte, es considerada la ciudad de las violaciones. Según los datos del Área de Responsabilidad de Violencia de Género en la RDC, tan solo en Kivu del Norte se denunciaron casos de violencia de género en un número significativamente mayor en el primer semestre de este año (27.328) que en el mismo periodo de 2023 (20.771). Resulta alarmante que el 63 % de ellas sean por violación.
A todo esto hay que añadir que la población refugiada se enfrenta a conflictos que se alargan durante muchos años por lo que la independencia económica y emocional de las mujeres es vital para que adquieran mayor confianza en sí mismas y puedan ser responsables de su vida y de su familia.
ACNUR pone el foco en las mujeres refugiadas, desplazadas forzosamente y apátridas trabajando para ofrecerles la asistencia, el apoyo y la protección que necesitan. Planifica todas sus operaciones con un enfoque de género y se esfuerza por ofrecerles acceso a formación y capacitación para que puedan construir un futuro mejor para ellas y sus familias. La Agencia trabaja con la comunidad para generar conciencia de la necesidad de igualdad y participación activa de las mujeres en el funcionamiento de los campos y la toma de decisiones.
ACNUR se encarga de garantizar albergues seguros para que tengan la privacidad necesaria, establecer sistemas de distribución de alimentos justos, instalaciones sanitarias separadas. Ayudan a las mujeres a mejorar sus habilidad de liderazgo, traspasar las barreras de la educación y por tanto, a que tengan más oportunidades tanto ellas como sus hijos, familias y comunidades