“Como refugiados, afrontamos dos viajes: uno conduce a la esperanza y otro a la desesperación. La educación superior nos permite avanzar en la ruta de la esperanza”.
Hina Shikhani, representante de las personas refugiadas en el Foro Mundial sobre los Refugiados.
Esther, en la foto de portada, forma parte de ese 3 % de refugiados que accede a algún tipo de enseñanza superior. Estudia Comercio en la Universidad Makerere, en Kampala, gracias a una beca DAFI de ACNUR. Nació en Uganda como refugiada de Sudán del Sur.
La beca DAFI de ACNUR cubre sus gastos de alojamiento, la matrícula, el material escolar, los libros, las dietas para la alimentación y el transporte, entre otros conceptos.
“No sé cómo sería mi vida sin la beca. Por lo que sé, ya me podrían haber obligado a casarme".
Esther, refugiada sursudanesa, estudia gracias a una beca DAFI.
En sus 28 años de historia, el programa de becas DAFI, financiado principalmente por el Gobierno alemán, ha permitido a más de 18.000 estudiantes refugiados acceder a la universidad.
Hoy, solo tres de cada 100 jóvenes refugiados en todo el mundo cursan la educación superior, en comparación con un tercio de los jóvenes en edad universitaria en todo el mundo. Al negarles la oportunidad de explorar su potencial a través de la enseñanza superior, se les priva también de la posibilidad de cambiar y mejorar sus vidas y las vidas de las personas de su comunidad.
Para muchos refugiados, acceder a la educación superior supone un verdadero desafío. Los que lo logran son ejemplos de perseverancia y talento, como Batoul Fawzi Almousa. Esta refugiada siria en Jordania ha obtenido un 100 % en la calificación de sus exámenes de secundaria. Por ser una de las mejores notas de todo el país, acaba de recibir una beca DAFI para estudiar medicina.
Las becas DAFI permiten a los refugiados formar parte de la solución. Los refugiados que han cursado la educación superior reducen la dependencia económica y psicológica, mejoran su autosuficiencia y ofrecen soluciones a largo plazo.
Para el año 2030, ACNUR tiene el objetivo de lograr que el 15% de los jóvenes refugiados accedan a la educación superior. Para ello, se necesita inversión. El beneficio es enorme para todos.
En aras de ese objetivo, en su 70º aniversario, ACNUR va a lanzar la campaña “70 becas para 70 refugiados”, para promover el acceso de las personas refugiadas a la educación superior.
"Cuando obtuve mis resultados, sentí pena y felicidad. La crisis en Siria es mi mayor motivación. Mi país está sangrando, pero convertirme en médico puede aliviar un poco el dolor de algunas personas".
Batoul Fawzi Almousa, refugiada siria en Jordania.
Para ACNUR, la educación es una pieza fundamental para garantizar la protección y el progreso de los refugiados en todas las etapas de su viaje, desde la asistencia inicial que salva vidas hasta para proporcionar soluciones duraderas y transformadoras.
A través de un proceso de selección, ACNUR otorga estas becas a jóvenes refugiados que tienen las habilidades y el carácter para completar un programa de estudios. Estos premios han permitido a los jóvenes completar sus estudios en disciplinas que van desde economía y administración de empresas hasta ingeniería civil, ambiental y geométrica, literatura árabe, bellas artes, agricultura, medicina y derecho, entre otras.
ACNUR hace un seguimiento del progreso en la escuela, proporciona cursos preparatorios y de idiomas y brinda apoyo psicosocial, si es necesario. Además, prepara a los estudiantes para el empleo, ofreciendo capacitación, pasantías, tutorías o voluntariado. ACNUR está construyendo escuelas técnicas y está otorgando subvenciones para la puesta en marcha de empresas.
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