París ha acogido del 26 de julio al 11 de agosto los Juegos Olímpicos 2024 y en esta edición, son 36 los deportistas que forman parte del Equipo Olímpico de Refugiados. Los atletas llegan de 11 países diferentes y han sido acogidos por 15 Comités Olímpicos Nacionales (CON) para participar en 12 disciplinas deportivas.
El equipo fue anunciado por el presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), Thomas Bach el pasado mes de mayo, durante una ceremonia desde la Casa Olímpica en Lausana, Suiza. Es la tercera vez que el Equipo Olímpico de Refugiados del COI, participa en los Juegos Olímpicos. En esa ceremonia Bach les dio la bienvenida y dijo: "Son un enriquecimiento para nuestra comunidad olímpica y para nuestras sociedades. Con su participación en los Juegos Olímpicos, demostrarán el potencial humano de resiliencia y excelencia”.
Bach asegura que este equipo enviará un mensaje de esperanza a los cerca de 120 millones de personas desplazadas en todo el mundo y "al mismo tiempo, concienciarán a miles de millones de personas de la magnitud de la crisis de refugiados”.
Thomas Bach, presidente del Comité Olímpico Internacional otorgó el Laurel Olímpico a Filippo Grandi, Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados, siendo la tercera persona galardonada con este premio. El Comité Olímpico Internacional creó este galardón para honrar a personas que, a través del deporte, hayan logrado avances en materia cultural, educativa, de desarrollo y de consolidación de la paz. El premio se otorgó en la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos París 2024.
Grandi lleva más de 30 años trabajando en el sector humanitario, especialmente con personas refugiadas y desplazadas. Se le ha otorgado este premio porque confía en el poder del deporte como herramienta para mejorar las condiciones de vida de millones de personas refugiadas del mundo y en el trabajo del Comité Olímpico Internacional en ese sentido. Thomas Bach, presidente del Comité Olímpico Internacional dijo: “Filippo Grandi ha impulsado, como nunca antes, el importante papel que desempeñan los deportes en la inclusión, el sentido de pertenencia y el bienestar mental de las personas refugiadas".
Foto: ©ACNUR/Josselin Brémaud.
El Laurel Olímpico, se entrega cada cuatro años dentro de los Juegos Olímpicos para mostrar los valores de las antiguas olimpiadas basados en el desarrollo humano mediante la paz y el deporte. Para simbolizar esto, la base del Laurel Olímpico es una réplica de una piedra de Olimpia, en Grecia, donde se celebraban los Juegos Olímpicos hace 2.800 años. El primero en recibir este premio en Río 2016 fue Kip Keino, bicampeón olímpico keniano, miembro honorario del Comité Olímpico Internacional y agente de cambio social. La segunda fue Muhammad Yunus, un emprendedor social de Bangladesh y ganador del Premio Nobel de la Paz, en Tokyo 2020.
Grandi comentó que se sentía muy orgulloso de recibir este premio: “Me llena de orgullo recibir este premio en representación de quienes trabajan en ACNUR; también por los millones de personas en el mundo que han sido forzadas a abandonar su hogar. El Equipo Olímpico de Atletas Refugiados simboliza la esperanza y es una fuente de inspiración para las personas refugiadas, sin importar donde se encuentren. Estos atletas han mostrado qué se puede lograr si se reconoce e impulsa su talento y si se les da la oportunidad de entrenar y competir junto a los mejores”,.
“Los deportes son de vital importancia para millones de personas refugiadas, de todas las edades y con habilidades distintas. Son un punto de convergencia, benefician la salud mental y física, ofrecen modelos positivos para la infancia, y enseñan invaluables lecciones de vida”.
Filippo Grandi, Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados
La Comisión Ejecutiva del Comité Olímpico Internacional es la encargada de aprobar la composición del equipo y se basa en una serie de criterios:
La gran mayoría de los deportistas fueron seleccionados entre los atletas refugiados apoyados por el COI a través del Programa de Becas para Atletas Refugiados, financiado por el programa de Solidaridad Olímpica del COI y gestionado por la Fundación Olímpica para los Refugiados.
Masomah Ali Zada que, compitió en el Equipo Olímpico de Refugiados en Tokio 2020, ahora es la jefa de misión del Equipo Olímpico de Refugiados y animó desde el principio a los integrantes del grupo.
Equipo Olímpico de Refugiados en París 2024.
“Todos ustedes tuvieron un sueño, y hoy su sueño de competir en los Juegos Olímpicos está más cerca que nunca. Con todos los desafíos que han enfrentado, ahora tienen la oportunidad de inspirar a una nueva generación, representar algo más grande que ustedes mismos y mostrarle al mundo de lo que son capaces los refugiados”.
Masomah Ali Zada, jefa de misión del Equipo Olímpico de Refugiados.
Por primera vez, el Equipo Olímpico de Refugiados tendrá un emblema que los represente, un símbolo unificador para estos atletas que vienen de países muy diferentes y que traen su propia historia de superación. Este emblema le da al equipo una identidad única y tiene como objetivo transmitir la experiencia vivida de los viajes que han realizado a través del diseño de la flecha que marca el camino. En el centro hay un corazón, originario del logotipo de la Fundación para los Refugiados Olímpicos y que representa la pertenencia que el equipo quiere inspirar y la importancia del deporte en sus vidas.
Masomah Ali Zada habla sobre este símbolo: “Este emblema nos une a todos. Nos une nuestra experiencia; aunque todos somos diferentes, todos hemos recorrido un largo camino para llegar hasta donde estamos. Los atletas no representan a un país específico, representan al Equipo Olímpico de Refugiados; tener nuestro propio emblema crea un sentido de pertenencia y nos permite representar también a la población de más de 100 millones de personas que comparten esta misma experiencia.”
El deporte puede ser un elemento transformador en la vida de todas las personas y muy especialmente, para las personas desplazadas y refugiadas. Ya que sirve de respiro, es un escape de las preocupaciones, puede ofrecer seguridad y se puede llegar a crear incluso una familia alrededor de la práctica de un deporte.
Grandi asegura que el Equipo Olímpico de Refugiados debería recordarnos la resiliencia, el coraje y las esperanzas de todos aquellos desarraigados por la guerra y la persecución. Estos atletas representan lo que los seres humanos pueden hacer, incluso frente a la adversidad extrema. El equipo también nos recuerda que el deporte puede ser transformador para las personas cuyas vidas se han visto alteradas en circunstancias a menudo desgarradoras.
En 2017 se creó la Fundación Olímpica para los Refugiados (ORF) para desarrollar el compromiso de apoyar a las personas refugiadas y desplazadas por parte del COI, algo que forma parte de la Recomendación 11 de la Agenda Olímpica 2020+5. La Fundación funciona en lugar de un Comité Olímpico Nacional tradicional y gestiona a los atletas refugiados becados y al Equipo Olímpico de Refugiados del COI para París 2024.
La fundación no solo apoya a los atletas de élite en los Juegos Olímpicos, sino que también facilita el acceso al deporte seguro a las personas que se han visto obligadas a desplazarse en todo el mundo. Gracias a sus programas y a través de asociaciones quieren crear un movimiento para que estas personas disfruten de los beneficios del deporte, estén donde estén.
Todo el trabajo realizado desde su creación en 2017, ha permitido que casi 400.000 jóvenes tengan acceso a un deporte seguro y más de 1.600 entrenadores han recibido formación para impartir sesiones de deporte seguro y sus programas han apoyado a jóvenes de 11 países de los cinco continentes.
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