La guerra lo cambia todo; a veces, también los significados de las palabras. Bigoa Chuol, poetisa sursudanesa de 28 años, nació en 1991 en Addis Abeba, cuando su familia huyó de lo que entonces era Sudán. Desconoce muchos de los detalles de esta huida, pero ha escuchado historias sobre cómo su madre cruzaba fronteras transportándola a ella en un cubo que llevaba sobre su cabeza. Así pasó de Etiopía a Kenia, hasta que fue reasentada por ACNUR en Australia cuando tenía 11 años, junto a su familia.
Su obra es fruto de décadas de huida y constituye una reflexión sobre el hogar, la guerra y el exilio. Su poema Agua de nacimiento muestra el conflicto personal de la poetisa entre raíces y pertenencia. ¿Cuál es el significado de casa, de hogar, para las personas refugiadas y desplazadas? Bigoa habla sobre el efecto que ha tenido la guerra de Sudán del Sur en cada generación nacida en el exilio.
Nunca he sentido que estaba en casa, porque nunca sentí que había dejado un lugar.
Bigoa Chuol
Como refugiada, la idea de hogar siempre le ha resultado borrosa y difusa. Bigoa usa la poesía para dar sentido a todas sus vivencias, las pasadas y las que están por llegar. Al mismo tiempo, sus textos constituyen una reflexión sobre el efecto y el impacto que la guerra, en su caso la guerra de Sudán del Sur, tiene en las personas refugiadas.
Un día asistió a un taller de poesía para escritores afroaustralianos y sucedió algo: empezó a invadirla una distante sensación de pertenencia.
“Me vi —compleja, creativa, expresiva— y sentí el impulso insuperable de compartir algo. Creo que siempre he tenido la necesidad de escribir”, explica.
Escribió el poema “Agua de nacimiento” mientras estaba en un retiro para escritoras sursudanesas en Uganda. Allí pudo compartir con otras mujeres su experiencia sobre la guerra en Sudán del Sur, el país que considera su hogar. "Hay mucho silencio en torno a la guerra y el modo en que ha impactado en mi familia. Estoy empezando a investigar este aspecto”, reconoce Bigoa.
2,3 millones
de personas han sido forzadas a abandonar sus hogares.
El 65%
son menores de 18 años.
-50%
En 2017 las raciones de comida se recortaron a la mitad por falta de fondos.
Convertirte en refugiada a una edad tan temprana es como vivir una nueva guerra muy sutil. No tienes tiempo o espacio para preguntarte de dónde vienes o por qué estás aquí.
Bigoa Choul
Desde la independencia de Sudán del Sur en 2011, la paz ha sido difícil de alcanzar. El nuevo conflicto que estalló en 2013 ha provocado más de 4 millones de desplazados. Alrededor del 81 por ciento son mujeres y niños, y el 65 por ciento son menores de edad.
A pesar de tener 2,3 millones de personas viviendo en el exilio y 1,9 millones de desplazados internos, Sudán del Sur alberga a cerca de 300.000 refugiados de países vecinos. La guerra de Sudán del Sur ha provocado una de las peores crisis de refugiados de África y la tercera más grande del mundo. El conflicto se ha cobrado miles de vidas y ha expulsado a más de 4 millones de personas de sus hogares. Además, la falta de alimentos y de agua potable hace que enfermedades como la malaria o la hepatítis se propaguen con mayor facilidad.
La ayuda humanitaria que ha prestado y presta ACNUR a los refugiados y desplazados de Sudán del Sur se materializa en refugios, letrinas, sistemas de agua potable, información sobre medidas de higiene para evitar la transmisión de enfermedades, alimentos, combustible o asistencia médica, entre otros aspectos.
En 2018, el ACNUR y sus socios recibieron solo el 38 por ciento de los 1,4 billones de dólares requeridos para apoyar a los refugiados de Sudán del Sur. La educación, la salud y los suministros de alimentos carecen de fondos suficientes, lo que supone un alto costo para las mujeres, niños y niñas, que representan el 83 por ciento de las personas refugiadas.