En medio del océano Pacífico, la isla de Mindanao es la segunda más grande del archipiélago de las islas Filipinas. Desde hace más de cuatro décadas, los desplazados por el conflicto y los desastres naturales se cuentan por miles. Ahora, un rayo de luz alumbra su futuro.
Desde finales de los años 60, varios movimientos de liberación se han involucrado en un prolongado conflicto armado contra las fuerzas del Estado. La lucha por un estado independiente de Bangsamoro, basado en la noción de autodeterminación y en el deseo de que el pueblo moro (una comunidad musulmana etnolingüística de 13 tribus ubicadas en Mindanao central y occidental) se gobierne según su cultura e identidad, ha sido un punto importante del conflicto que dura ya cuatro décadas y deja a miles de desplazados dentro de la isla.
Durante varias décadas, los moro (la comunidad musulmana), los habitantes cristianos y los Lumads de Brgy, Elbebe y Brgy y los Columbio en Maguindanao han vivido el largo conflicto en sus tierras. En 2018, casi 90.000 personas vivían desplazadas dentro de la isla filipina de Mindanao. Una cifra que ha ido en aumento en los últimos años.
La gran mayoría de ellos, por culpa del conflicto y de la violencia, aunque también había más de 7.000 personas desplazadas a causa de los desastres naturales.
El 26 de julio de 2018 se firma la Ley de Bangsamoro que supuso un paso importante hacia la paz duradera en la parte musulmana de Mindanao, en el sudeste de Filipinas. Esta ratificación llegaba una década después de que el Gobierno de Filipinas y el Frente Moro de Liberación Islámica, que encabeza la solicitud de una entidad Bangsamoro independiente, firmaran el Memorando de Acuerdo sobre Dominio Ancestral.
El proceso de paz se vio de nuevo turbado en 2015 después del incidente de Mamasapano y la posterior ofensiva y aplicación de la ley en contra de los Combatientes por la Libertad Islámica de Bangsamoro que desplazó a más de 148.000 personas.
Esta ley ha sido la culminación de las conversaciones de paz donde se negoció el fin de décadas de conflicto armado en Mindanao que han provocado el desplazamiento de miles de personas en 2015 y 2008.
ACNUR junto con el Gobierno, las ONG y la sociedad civil, trabaja para apoyar el proceso de paz de transición y colabora para abordar el desplazamiento en Mindanao por el conflicto y por desastres naturales.
Situación actual: apátridas en Mindanao
Entre los problemas de la población de Mindanao, miles de personas sin nacionalidad se han convertido en uno de los grupos de apátridas más importantes del mundo.
Desde la constitución de Indonesia y Filipinas como estados independientes, dos países entre los que siempre ha habido mucha migración, especialmente en el área de Mindanao, un vacío legal deja a miles de personas sin una nacionalidad declarada. Muchos son descendientes de indonesios, o descendientes de madre indonesia y padre filipino, o viceversa, que se encuentran en un vacío legal.
ACNUR, junto con el gobierno filipino, han conseguido reducir el gap legal y registrar a 8.000 personas descendientes de indonesios en Mindanao.
Durante todos estos años, ACNUR ha amparado a las miles de personas que han tenido que huir en la gran isla filipina.
En la comunidad de Brgy. Bacawayan, en Marantao, Hasmin y su hija Caramina viven como desplazadas de la ciudad de Marawi desde el asedio de mayo del 2017. Es una de las comunidades donde ACNUR ha mejorado sus sistemas de abastecimiento de agua facilitando una fuente sostenible de agua limpia.