El 9 de julio de 2011, nacía Sudán del Sur después de décadas de violencia. El conflicto que estalló en 2013 dio al traste con los logros alcanzados con esfuerzo desde la independencia y generó un círculo vicioso de violencia y una grave situación humanitaria. El acuerdo de paz firmado en 2018 avanza lentamente. La recuperación está en marcha, pero queda mucho por hacer para asegurar "un futuro pacífico y próspero", según asegura David Shearer, Representante Especial de la ONU en el país.
2,2 millones
de refugiados sursudaneses en la región.
El 65 %
son menores de 18 años.
1,6 millones
de desplazados internos.
Alrededor de 7,2 millones de personas, el 60 % de la población, sufren inseguridad alimentaria aguda, lo que convierte al país en una de las peores crisis humanitarias actuales. A pesar de sus problemas, Sudán del Sur ha abierto sus puertas para acoger generosamente a 320.000 personas refugiadas, principalmente de Sudán.
Además, en Sudán del Sur hay 1,6 millones de personas desplazadas a la fuerza sin acceso a la educación, medios de vida y protección. Los desplazamientos internos y de personas refugiadas convierten a Sudán del Sur en la mayor crisis de desplazamiento de África.
Por otro lado, según el informe de ACNUR Tendencias Globales y Desplazamiento Forzado, Sudán del Sur está en la lista de los 5 países con más población refugiada durante 2020.
De los 2,2 millones de personas refugiadas en otros países, el 95 % son acogidas en Uganda (887.400), Sudán (736.700), Etiopía (365.000) y Kenia (123.900). Según los informes, 122.000 personas refugiadas sursudanesas retornaron a su país en 2020, incluso cuando la grave situación humanitaria del país produjo nuevos desplazamientos forzados.
En la foto, un niño de Sudán del Sur juega con una pelota hecha a mano en el asentamiento de refugiados de Imvepi en Arua, en el norte de Uganda. "No tenemos bolas de verdad, así que hicimos esta con tela y basura", explica.
En diciembre de 2018, más de 800.000 refugiados sursudaneses llegaron a Uganda huyendo del conflicto. Imvepi abrió en febrero de 2017 y rápidamente albergó a una población de 140.000 refugiados, muchos de ellos niños. En el punto álgido de la crisis, unos cuatro millones de sursudaneses fueron desplazados de sus hogares. Precisamente, Uganda es un ejemplo de acogida de refugiados y su modelo de respuesta es aplaudido por ACNUR por su enfoque progresista. Su gobierno garantiza a la población refugiada el derecho a la tierra, al empleo, a la vivienda y a la educación.
El 65% de la población sursudanesa refugiada es menor de 18 años. Más de 66.000 niños refugiados han sido registrados como no acompañados o separados de sus padres o cuidadores habituales. La tasa de mortalidad infantil en el país es una de las más altas del mundo, según la ONU. El organismo estima que 1 de cada 10 niños no cumplirá los cinco años. 4,5 millones de niños (dos de cada tres) en Sudán del Sur necesitan ayuda humanitaria urgente.
Precisamente por la gran cantidad de niños y niñas afectados por el conflicto en Sudán del Sur, el Plan Regional de Respuesta para Sudán del Sur de ACNUR para el año 2021 da prioridad a la reunificación familiar, a la educación y a la protección infantil.
David, refugiado sursudanés en República Democrática del Congo, asiste a clase en el asentamiento de refugiados de Biringi. Quiere ser médico y su asignatura favorita son las Matemáticas.
ACNUR tiene como prioridad dar acceso a la educación a la niñez sursudanesa refugiada. Por eso, rehabilita escuelas locales, cubre las tasas escolares y proporciona uniformes y material educativo. Sin embargo, siguen existiendo muchas necesidades y hay pocas oportunidades para que los refugiados asistan a la escuela secundaria.
Hasta el momento, ACNUR solo ha recibido el 38 % de los 224 millones de dólares necesarios para cubrir la emergencia en Sudán del Sur durante 2021. Se necesitan fondos para mejorar las actuales condiciones de vida de las personas y para que puedan construir un futuro.
Desde noviembre de 2017, los esfuerzos para implementar el proceso de paz nacional han animado a unas 375.000 personas refugiadas sursudanesas a regresar a sus hogares de manera voluntaria. Aunque ACNUR no promueve ni facilita el retorno de las personas refugiadas en este momento, proporciona asistencia a quienes han decidido regresar, para ayudarles a empezar de nuevo. Se necesita una acción urgente y estratégica para apoyar a las personas retornadas y a las comunidades de acogida, para que puedan vivir con dignidad, mayor seguridad y prosperidad.
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