Los niños y las niñas son ciudadanos libres y con derechos propios. Todos los años, cada 20 de noviembre, se celebra el Día Universal del Niño para recordarlo.
En la actualidad hay casi 80 millones de desplazados forzosos; el 40 % son niños. En muchas ocasiones, los niños llegan con síntomas de desnutrición a los campos de refugiados. La desnutrición contribuye, aproximadamente, al 45% del total de las muertes en menores de cinco años, ya que hace que los niños sean más vulnerables a las enfermedades graves. Con tan solo 1 € al día un niño refugiado come 3 veces al día.
Según datos de la FAO, 149 millones de niños sufren retraso en el crecimiento. Tres cuartas partes de esos niños viven en Asia meridional (39%) y en África subsahariana (36%). Es necesario redoblar los esfuerzos para alcanzar la meta de reducir la cifra de niños con retraso en el crecimiento a 100 millones para el año 2025, y a 83 millones para 2030.
Cada 20 de noviembre celebramos el Día Universal del Niño para tomar conciencia de los derechos de millones de menores.
ACNUR ofrece suplementos nutricionales para niños menores de 5 años y para mujeres en periodo de lactancia, y reparte raciones de comida diarias a las familias refugiadas.
Según el Informe de Tendencias Globales de ACNUR, en 2019, había 153.300 menores no acompañados o separados forzosamente de sus padres entre la población refugiada. Sin la protección de familiares, estos niños están a menudo en riesgo de abuso y explotación. La falta de información y datos sobre ellos es un problema clave.
Por eso, ACNUR trabaja para responder a las necesidades específicas y los riesgos que enfrentan los niños. Esto incluye:
• Protección y defensa contra todas las formas de discriminación.
• Prevenir y responder al abuso, negligencia, violencia y explotación.
• Garantizar el acceso inmediato a los servicios apropiados.
• Garantizar soluciones duraderas en el interés superior del niño.
El 40 % de los refugiados son niños que han visto interrumpida su vida y su educación por culpa de la guerra o la violencia. El 48 % de todos niños refugiados en edad escolar no está escolarizado, según el informe de educación 2020 de ACNUR “Uniendo fuerzas por la educación de las personas refugiadas”. La educación es un derecho fundamental de todos los niños y hoy, 20 de noviembre, Día Universal del Niño, es importante recordarlo.
La pandemia de COVID-19 ha llevado a la mayor alteración de los sistemas educativos de toda la historia. Más de 1.600 millones de estudiantes se han visto afectados, entre ellos, millones de jóvenes refugiados.
Garantizar el acceso a la educación de la niñez refugiada es la única manera de darles un futuro. La escuela es un espacio seguro donde los niños adquieren conocimientos para poder labrarse un porvenir. Es bueno para ellos, para sus familias y para la comunidad en general. Además, es un lugar que les ayuda a superar los traumas vividos y favorece la inclusión en las comunidades de acogida.
En el caso de las niñas refugiadas, la educación es, además, un escudo contra matrimonios infantiles y otro tipo de abusos. La UNESCO asegura que si todas las niñas completasen sus estudios de educación primaria, los matrimonios infantiles caerían un 14%; si completasen la secundaria, se desplomaría un 64%.
Según el Informe Anual del Fondo de Población de las Naciones, todos los días, decenas de miles de niñas son objeto de prácticas nocivas como la mutilación genital femenina y el matrimonio infantil. Por eso, queda mucho trabajo por hacer para alcanzar la meta fijada en el Objetivo número 5 de la Agenda para el Desarrollo Sostenible, que busca "lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y las niñas".
Este colegio de Líbano tiene dos turnos de clases: turno de mañana para más de 800 estudiantes libaneses y turno de tarde para 700 estudiantes refugiados sirios.
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